
Mariana Cuccarese, delegada de ATE en el Hospital Garrahan, analizó el reciente aumento salarial conseguido tras meses de medidas de fuerza y destacó el papel de la organización colectiva de los trabajadores. En diálogo con Radio Hexa, la dirigente sostuvo que la conquista lograda es fruto de una lucha sostenida desde mayo y puede marcar un precedente para el resto de los estatales.
Por Giuliana Salmonte Siciliano
Gmail: giulianasalmontesiciliano@gmail.com
El aumento salarial otorgado al personal del Hospital Garrahan fue recibido con alivio y emoción entre los trabajadores. Para Mariana Cuccarese, la noticia tomó por sorpresa a muchos, especialmente porque llegó en un contexto de desánimo general tras los resultados electorales.
“El aumento fue muy sorpresivo. Estábamos muy cansados por la cantidad de meses que llevamos reclamando esto y un poco desanimados respecto del resultado electoral, pero evidentemente las elecciones no resuelven todo y producto de una crisis más general tuvieron que otorgar este aumento”, explicó.
El anuncio se dio en medio del malestar generado por los fuertes descuentos salariales aplicados en septiembre, equivalentes a entre cuatro y cinco jornadas laborales. “En algunos compañeros significan entre 300 y 500 mil pesos, así que cuando se confirmó el aumento, la asamblea fue una fiesta. Hubo lágrimas de emoción porque fueron muchos meses de lucha y de difamaciones”, contó, y subrayó que la respuesta llegó gracias a la persistencia del plan de lucha iniciado en mayo.
Durante esos meses, el personal llevó adelante paros de 24 y 48 horas, marchas, conferencias de prensa y articulaciones con otros sectores de la salud, por eso, consideró que toda esta lucha, llegó al Garrahan y no a otros hospitales estatales porque fue algo que se encaró colectivamente, con medidas de fuerza continuas que derivaron en la sanción de la Ley de Emergencia Pediátrica.
Para la delegada, esa norma, que contempla sólo a los hospitales pediátricos, fue una herramienta clave en el reclamo. Sin embargo, señaló que el gobierno intenta eludir la obligación de aplicarla plenamente. “Otorgan el aumento, pero no dicen abiertamente que están cumpliendo con la ley. Está claro que esto es así, y lo reconocen en los hechos”, aseguró.
Según Mariana, el conflicto dejó una enseñanza clara: la organización puede vencer incluso la inercia de las direcciones sindicales tradicionales. En este caso, remarcó que no hicieron nada extraño sino que solo tomaron los métodos históricos de la clase trabajadora: asambleas, paros y movilización. La diferencia es que en el resto de las dependencias estatales, las direcciones de ATE y de UPCN paralizan a los trabajadores diciendo que hay que esperar hasta 2027, pero en el hospital demostraron que no hay que esperar, que si los trabajadores se unen, se consiguen cosas.
También, la dirigente valoró la articulación con otros sectores que atraviesan conflictos similares, como el colectivo de discapacidad y el frente universitario, ambos afectados por la suspensión de leyes aprobadas por el Congreso. “Todas son leyes votadas de manera casi idéntica, pero el gobierno elige no cumplirlas. Lo que paraliza a muchos trabajadores no es la falta de necesidad, sino la falta de convocatoria real de la CGT y la CTA”, apuntó.
La referente gremial insistió en que el Garrahan se convirtió en un símbolo de resistencia frente al ajuste. “Esta conquista es colectiva y tiene que servir de ejemplo. Los trabajadores podemos enfrentar las políticas de ajuste si nos organizamos y no dejamos que nos dividan. Ojalá otros sectores tomen este camino”, remarcó.
La ley de emergencia pediátrica
La Ley de Emergencia Pediátrica, aprobada en el Congreso, fue una de las principales banderas de los trabajadores del Hospital Garrahan. La norma contempla un refuerzo de presupuesto exclusivo para los hospitales pediátricos del país, con el objetivo de garantizar insumos, equipamiento y mejoras salariales para el personal especializado. Sin embargo, el Poder Ejecutivo intentó suspender su aplicación mediante un decreto, lo que motivó nuevas protestas y presentaciones judiciales.
En ese contexto, el aumento otorgado recientemente al Garrahan se interpreta como un reconocimiento parcial de la obligación legal que el gobierno buscaba eludir. Para los trabajadores, se trata de un triunfo directo de la movilización que debe extenderse a todo el sistema de salud infantil.
Contratados y vacantes en el Garrahan
El reclamo por el pase a planta permanente es otro eje central de la agenda gremial en el Garrahan. Según Cuccarese, más de 300 puestos quedaron vacantes por jubilaciones y renuncias, mientras se mantiene la restricción para incorporar nuevo personal.
Paradójicamente, la dirección del hospital autorizó el nombramiento de asesores con sueldos millonarios, sin concurso ni transparencia, lo que generó indignación entre los trabajadores. Los contratados, en cambio, continúan con vínculos precarios que se renuevan cada tres meses.
El pase a planta y la reposición de cargos resultan urgentes no solo por una cuestión laboral, sino también sanitaria: la falta de personal afecta directamente la atención en un hospital que recibe pacientes de todo el país.
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