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Nueve de cada diez personas sufren o presencian discriminación por su cuerpo

Discriminación. Nueve de cada diez personas sufren discriminación
Discriminación. Nueve de cada diez personas sufren discriminación

Un relevamiento de la Defensoría del Pueblo bonaerense reveló que los comentarios negativos sobre la apariencia afectan a la mayoría de la población, generando impactos en la autoestima y reforzando los estereotipos de belleza, sobre todo en mujeres.

Por Florencia Belén Mogno

Durante el verano, los estereotipos corporales se vuelven más visibles, especialmente en lugares como playas, piletas o gimnasios. En este contexto, también se constituye en un escenario para actos de discriminación.

En ese sentido, se presentó el informe “Hablemos de diversidad corporal”, elaborado por la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, mostró que 9 de cada 10 personas han recibido o presenciado comentarios desfavorables sobre su apariencia o la de otros.

El estudio al que tuvo la oportunidad de acceder Diario NCO, indicó que la mayoría de estas observaciones negativas se dirigieron hacia mujeres, alcanzando un 91 por ciento de los casos, lo que refleja cómo los prejuicios se distribuyen de manera desigual según la identidad de género.

Además, el 80 por ciento de los encuestados expresó sentir incomodidad o vergüenza al mostrar su cuerpo en público. Estos resultados evidencian que los mandatos sociales limitan no solo la percepción de la propia imagen, sino también la posibilidad de disfrutar plenamente de situaciones cotidianas.

Impactos emocionales y percepción personal

La encuesta reveló que seis de cada diez personas sintieron un impacto negativo en su autoestima por los comentarios discriminatorios recibidos, mostrando el peso emocional de los estereotipos sobre el bienestar psicológico.

Por otro lado, más de la mitad de los participantes (53%) consideró que debería bajar de peso, pese a no contar con indicación médica. Este hallazgo evidencia la influencia de los estándares sociales sobre la autopercepción y la desvinculación de criterios reales de salud.

Los testimonios recogidos ilustran la crudeza de estos comentarios: frases como “Para vos no hay talle”, “¿Eso vas a comer?” o “Si tuvieras unos kilos menos…” se repitieron como ejemplos de mensajes que afectan directamente la confianza y la seguridad de quienes los reciben.

Hacia una sociedad inclusiva y respetuosa

Alejandra López, directora de Políticas de Igualdad de la Defensoría, señaló en el relevamiento que los resultados del relevamiento “invitan a reflexionar sobre el efecto de los estereotipos en la vida diaria y a avanzar hacia una aceptación real de la diversidad corporal”.

La funcionaria destacó que el organismo mantiene un compromiso firme con la promoción de derechos y el abordaje de problemáticas que repercuten en la calidad de vida de las personas, insistiendo en la necesidad de políticas públicas y acciones educativas inclusivas.

“Hablar de diversidad corporal no es solo importante, sino urgente, para construir un entorno libre de violencias y discriminación”, concluyó López, subrayando que el reconocimiento y respeto por todas las formas de cuerpo es fundamental para una sociedad más justa.

Repensar la cultura de los cuerpos

La discriminación por apariencia física no solo limita la experiencia individual, sino que refleja problemáticas culturales más amplias que atraviesan diferentes ámbitos de la vida cotidiana, desde la educación hasta los medios de comunicación.

En ese contexto, los estereotipos corporales se instalan como normas tácitas que condicionan comportamientos, decisiones y relaciones interpersonales, generando un entorno en el que la valoración de las personas depende de cómo se ajustan a modelos muchas veces inalcanzables.

Asimismo, los impactos emocionales y psicológicos de estos prejuicios se extienden más allá de la autoestima, influyendo en la salud mental, la alimentación y la relación con el propio cuerpo. La internalización de estos mensajes negativos puede derivar en ansiedad, depresión y conductas de riesgo, evidenciando que la discriminación corporal no es un problema aislado, sino un fenómeno que requiere abordaje integral y sostenido.

Por último, avanzar hacia una sociedad inclusiva implica replantear los estándares de belleza y promover una educación que fomente la diversidad, la empatía y el respeto. Reconocer y celebrar la pluralidad de cuerpos no solo mejora la calidad de vida de quienes sufren discriminación, sino que también fortalece la cohesión social y permite construir comunidades más equitativas, donde cada persona pueda desarrollarse plenamente sin miedo al juicio por su apariencia.

Fuente fotografías: Defensoría del Pueblo bonaerense.

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