
El proyecto Y-ALGAE, desarrollado en conjunto con Y-TEC, utiliza microalgas autóctonas para purificar el aire en entornos urbanos y generar recursos sostenibles, con su primer dispositivo instalado en una estación de servicio porteña.
Por Florencia Belén Mogno
La contaminación urbana y la falta de espacios verdes representan desafíos crecientes para las ciudades. Frente a estos problemas, la ciencia busca alternativas innovadoras que permitan mejorar la calidad del aire sin requerir grandes extensiones de terreno.
Entre las propuestas más recientes se encuentran sistemas biológicos que replican procesos naturales de purificación, como la fotosíntesis, para generar oxígeno y recursos útiles a partir de desechos atmosféricos.
En este contexto, la combinación de biotecnología y sostenibilidad ofrece herramientas capaces de mitigar los efectos del cambio climático en el día a día de las ciudades. Estos desarrollos también permiten visualizar nuevas formas de economía circular, donde los residuos de un proceso se transforman en materia prima para otro.
En ese sentido y de acuerdo con la información a la que tuvo la oportunidad de acceder Diario NCO, se presentó el proyecto Y-ALGAE que surgió de la colaboración entre el CONICET, Y-TEC y el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Biotecnología (INBIOTEC) de Mar del Plata
En ese contexto, la utilización de organismos fotosintéticos como microalgas se perfila como una estrategia con múltiples beneficios. Además de capturar dióxido de carbono, estos microorganismos generan oxígeno y producen biomasa que puede transformarse en bioproductos útiles, desde fertilizantes hasta materiales de construcción sostenibles.
Purificación del aire con microalgas
Según el material facilitado a este medio, el primer prototipo de este proyecto se encuentra instalado en una estación de servicio del barrio porteño de Belgrano, y alberga microalgas nativas del sudeste de la provincia de Buenos Aires.
En ese sentido, el estudio difundido señaló que estos organismos convierten el CO2 en oxígeno y biomasa mediante fotosíntesis, replicando un proceso que normalmente requiere un bosque o un parque urbano.
Igualmente, la biomasa resultante del proceso no se desperdicia: puede emplearse como fertilizante para plantas ornamentales o como material de construcción en objetos pequeños, como macetas.
Este enfoque demuestra que la sostenibilidad urbana no solo mejora la calidad del aire, sino que también genera recursos aprovechables, fomentando la economía circular y la concientización ambiental.
El diseño del dispositivo, además de funcional, busca visibilizar la ciencia aplicada a la ciudad. Ubicado en Figueroa Alcorta y Juramento, el Y-ALGAE funciona como un “árbol líquido” capaz de impactar en la conciencia ambiental de la ciudadanía, mostrando de manera tangible cómo la biotecnología puede contribuir a mitigar el cambio climático.
Un proyecto de largo recorrido y expansión tecnológica
Desde 2009, el equipo liderado por el investigador del CONICET Leonardo Curatti ha trabajado en el desarrollo de reactores para el cultivo de microalgas, pasando de experimentos en laboratorio a módulos demostrativos en Mar del Plata.
En sintonía con lo planteado anteriormente, cabe mencionar que la iniciativa contó con la colaboración de Y-TEC y se enfocó en optimizar cepas autóctonas para obtener biomasa con potencial para biodiesel, bioetanol y biofertilizantes.
La selección de las microalgas más adecuadas permitió que el dispositivo funcione de manera eficiente con agua de lluvia recolectada, reutilizando gran parte del líquido en nuevos ciclos de cultivo o destinándolo al riego. Esta estrategia no solo garantiza la sostenibilidad del sistema, sino que lo convierte en un ejemplo de cómo la innovación tecnológica puede adaptarse al contexto urbano.
Al desarrollo inicial se sumaron investigadores del equipo de INBIOTEC, como Mauro Do Nascimento, Macarena Perez Cenci y Marcelo Juárez, mientras que en etapas futuras se incorporarán Luciana Pagnussat y Marcos Lancia. Su labor conjunta apunta a ampliar las aplicaciones de Y-ALGAE y consolidar su potencial como herramienta para ciudades más verdes y eficientes.
Fuente fotografías: CONICET
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