
Mariana Bochichio pertenece a una Asociación Civil ubicada en Villa Luzuriaga donde realizan programas comunitarios, funcionan como centro de día e integran a muchas instituciones como la gente de TEA, los talleres protegidos, hogares, entre otros, en busca de reunir a las personas con alguna discapacidad en un mismo centro, y como es de público conocimiento están pasando por una situación complicada.
Por Giuliana Salmonte Siciliano
Gmail: giulianasalmontesiciliano@gmail.com
“Nosotros estamos ya hace más de 30 años trabajando acá en La Matanza con la población de discapacidad. Cuando decimos que todo el sector está en crisis, nos referimos a que entrarían las personas con discapacidad, los familiares, los profesionales de la salud, los transportistas, los terapeutas, hogares, centros de día, los talleres protegidos, somos todos”, remarcó en el comienzo la representante.
Por eso, considera que es importante entender el concepto y por lo tanto, peligra la continuidad de los servicios que ellos brindan en el centro. En primer lugar porque desde diciembre del 2024 no tienen ningún tipo de aumento y el nomencládor todo el tiempo sufrió ajustes, así que quedó estático.
A esto se le suma que toda la gente que está en discapacidad sabe que siempre cobra con tres meses de atraso, o sea, 90 días después y es algo que ya está instalado hace muchos años aunque no corresponde. “Ahora nos encontramos ya a fin de año teniendo toda la parte de los planes de tratamiento, las renovaciones de las prestaciones, donde hay muchos papeles, turnos médicos y cuestiones, que eso es otro palo en la rueda”, sostuvo Mariana.
En relación a esto, consideró que hay un abandono muy claro por parte del gobierno ante la falta de respuestas para los que están día a día inmersos en el tema discapacidad. Esto es preocupante y genera incertidumbre, por eso, ante toda esta falta, el miércoles realizaron una movilización en la que fueron desde el Congreso hasta el Ministerio de Salud caminando y convocó a muchas personas, pero eso no es suficiente.
Ante esta ausencia, piden ayuda a la comunidad: “Estamos abiertos también a todo tipo de donaciones ya sean de alimentos o también desde la parte económica”. Además, pusieron en marcha un programa que se llama ‘Amigos de Calidoscopio’ donde, los que se suscriben participan de un sorteo que es una estadía un fin de semana en las Toninas en un dúplex frente al mar. La suscripción es de $5000 pesos por mes con el objetivo de ayudar a la causa.
Aun así, Mariana Bochichio junto con los que forman la asociación, saben que son medidas a corto plazo teniendo en cuenta la preocupación e incertidumbre, pero el pedido de que les den una mano es a todo el colectivo de todas las personas que se acercan al lugar. Y del mismo modo, la mirada es positiva y de que pueden sostenerse. Por eso, también como centro de día están abiertos siempre, todo el año y en el verano llevarán a cabo una propuesta con piletas en el patio como club.
“El dinero para discapacidad está, pero el directorio no se reúne”
La movilización realizada el último viernes frente a la ANDIS fue para entregar un petitorio en reclamo por la situación del sector. Mariana explicó que costó que las autoridades recibieran el documento, pero finalmente fue tomado por el interventor.
Según detalló, los fondos destinados a discapacidad ya estarían disponibles, pero el problema radica en que el directorio aún no se reunió para definir el porcentaje de aumento correspondiente. “Sin esa reunión no se pueden avanzar en los demás pasos”, advirtió, marcando la preocupación por la demora institucional.
Además, destacó el trabajo colectivo que se viene impulsando desde el Foro de Personas con Discapacidad y desde el CAIDIS, espacios que consideró fundamentales en este contexto ya que en momentos de crisis buscan la unidad.
“Este centro de día es la vida y el lugar de pertenencia”
Desde la Asociación Civil Calidoscopio destacaron el trabajo que vienen realizando hace más de tres décadas en La Matanza. Su centro de día, ubicado en Thames 333, brinda acompañamiento a 60 personas con discapacidad intelectual, ofreciendo desayuno, almuerzo, merienda y diez talleres que incluyen educación física, folklore, huerta, teatro, cocina y musicoterapia, entre otros.
“El espacio está pensado para jóvenes adultos y se convierte en su vida, su lugar de pertenencia”, explicó Mariana, y funciona en la localidad desde 2010. Además de promover actividades recreativas y formativas, brinda un vínculo afectivo y comunitario con cada uno de los que asisten diariamente.
También impulsa el Programa de Acompañamiento Familiar, que asiste a 50 familias con alimentos y donaciones para distintas necesidades vinculadas a la discapacidad en todas las edades.
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