
Las Naciones Unidas advierten que los avances en inteligencia artificial pueden socavar la dignidad y las garantías fundamentales de las personas, y plantean la necesidad de regulaciones y marcos éticos globales.
Por Florencia Belén Mogno
Los desarrollos tecnológicos basados en inteligencia artificial (IA) están cambiando múltiples aspectos de la vida cotidiana, desde la comunicación hasta la toma de decisiones en ámbitos laborales y gubernamentales.
Sin embargo, la velocidad de su implementación plantea desafíos significativos para la protección de los derechos humanos. La ONU ha subrayado que, si no se gestionan de manera adecuada, estas tecnologías podrían amplificar desigualdades y vulnerar garantías fundamentales.
En ese sentido, la capacidad de la IA para procesar grandes volúmenes de información y generar recomendaciones o decisiones autónomas implica un poder transformador sin precedentes.
Esta misma capacidad, no obstante, conlleva riesgos de manipulación política, discriminación y afectación a la privacidad y la libertad individual. En consecuencia, la protección de los derechos de las personas frente a estas tecnologías se presenta como un desafío urgente para los Estados y las corporaciones.
Entre los peligros identificados se encuentran la posibilidad de que los sistemas automatizados reproduzcan estereotipos de género, raciales o culturales, así como la propagación de información engañosa que impacta en la política y la sociedad.
En ese aspecto y de acuerdo con la información a la que pudo acceder Diario NCO, la ONU sostiene que, en ausencia de normas claras, estos efectos negativos podrían afectar gravemente la participación democrática, el acceso a servicios esenciales y la equidad social.
Impactos y riesgos de la IA
Desde el organismo internacional se remarcó que, si bien la IA ofrece soluciones para problemas complejos, también plantea un “alto riesgo de socavar la dignidad y las garantías fundamentales de las personas”. Entre los ámbitos más sensibles destacan la participación política, el acceso a derechos básicos y la protección frente a la discriminación.
Diversos estudios y denuncias internacionales han alertado sobre campañas de desinformación potenciadas por algoritmos de IA. Estas operaciones, además de interferir en procesos electorales y debates públicos, pueden reforzar sesgos existentes, afectando a etnias, colectivos vulnerables y personas en general.
En sintonía, la Organización de las Naciones Unidas considera que es necesario incorporar criterios de derechos humanos en todas las etapas de desarrollo y aplicación de estas tecnologías para minimizar los daños.
La organización advierte que los sistemas de inteligencia artificial deben diseñarse y gestionarse con responsabilidad, y que su gobernanza debe ser global, colaborativa y basada en principios éticos. Esto incluye establecer mecanismos de control, transparencia y rendición de cuentas para garantizar que el desarrollo tecnológico no genere perjuicios.
Regulación y gobernanza
A nivel global, la ONU señaló que las iniciativas regulatorias sobre IA aún son fragmentadas y carecen de consistencia. La falta de un enfoque internacional unificado puede generar marcos normativos desarticulados, con definiciones disímiles sobre conductas éticamente aceptables y medidas de protección insuficientes.
La recomendación del organismo es clara: todos los Estados deben alinear sus regulaciones con las obligaciones establecidas en los derechos humanos y asegurar que las empresas tecnológicas adopten políticas que minimicen riesgos para la población. Esto incluye supervisar algoritmos, modelos de negocio y procesos operativos, considerando especialmente a quienes se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad.
La ONU también enfatizó la necesidad de establecer sistemas de reparación y responsabilidad efectiva para las víctimas de abusos inducidos por la IA. Las empresas deben reconocer su rol y contribuir a mecanismos que remediem los daños ocasionados, mientras que los Estados tienen la obligación de garantizar que los derechos de las personas sean protegidos y restaurados ante cualquier vulneración tecnológica.
Hacia una IA responsable y con derechos
La conclusión de la ONU es que la inteligencia artificial requiere una gobernanza integral que sitúe los derechos humanos en el centro de su desarrollo y aplicación. Esto implica no solo regulación, sino cooperación internacional, diálogo entre gobiernos y corporaciones, y acciones concretas para prevenir daños y promover conductas empresariales responsables.
El desafío planteado por la organización es global: se trata de asegurar que la tecnología sirva al interés de la humanidad, evitando que su poder transformador se traduzca en violaciones de derechos fundamentales. Según la ONU, la protección de la dignidad y las garantías de las personas debe ser la prioridad en cualquier estrategia de implementación de la IA.
Fuente fotografías: ONU.
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