
El tiempo. Según un informe consultado por Diario NCO, casi el 40 por ciento de las personas usa el celular más de seis horas por día y una de cada cuatro lo revisa constantemente, incluso sin registrarlo de manera consciente.
Por Florencia Belén Mogno
El uso intensivo de los dispositivos móviles se consolidó como un rasgo característico de la vida cotidiana en la Argentina. La dependencia hacia el celular se manifiesta en múltiples planos: desde la comunicación y el entretenimiento hasta el trabajo y la educación, con una frecuencia que plantea interrogantes sobre el impacto en la salud física, mental y social de la población.
Especialistas en salud y educación advierten que el tiempo excesivo frente a las pantallas genera efectos concretos, como la alteración del sueño, la disminución de la concentración, el aumento de la ansiedad y la dificultad para sostener vínculos cara a cara.
En ese sentido, Diario NCO tuvo la oportunidad de acceder a un informe elaborado por la Defensoría del Pueblo bonaerense, el cual advirtió que aproximadamente el 40 por ciento de las personas utiliza el celular más de seis horas por día, mientras que uno de cada cuatro lo revisó en todo momento. La encuesta mostró que estos patrones se repitieron de manera similar tanto en adultos como en niñas, niños y adolescentes.
Enel caso de los niños, niñas y adolescentes, además, el consumo de dispositivos aparece como un factor de riesgo que compite con las horas destinadas al estudio, al juego y a la actividad física.
En paralelo, los adultos tampoco escapan a la dinámica de hiperconexión. Las exigencias laborales, el consumo de redes sociales y la búsqueda permanente de información mantienen a una parte significativa de la población en estado de alerta permanente. Esto redunda en una sensación de cansancio, frustración o estrés, que muchas veces se naturaliza como parte de la rutina.
Detalles de la investigación
En el caso de los menores, el estudio arrojó que “el 34,4 por ciento empleó el dispositivo más de seis horas diarias, mientras que el 31,3 por ciento lo usó entre cinco y seis horas y el 18,8 por ciento entre tres y cuatro”.
En esa linea, el reporte también expuso que “el 25 por ciento econoció no tener registro de la frecuencia con la que revisó el teléfono, un 21,9 por ciento admitió hacerlo todo el tiempo y un 18,8 por ciento lo consultó cada cinco minutos. Entre los principales usos se destacaron las redes sociales (26,7 por ciento), el envío de mensajes (22,9 por ciento) y la escucha de música (17,1 por ciento)”.
Por otra parte, también se registró que “un 26,7 por ciento de las y los adolescentes aseguró que este uso intensivo les provocó sentimientos negativos, tales como aburrimiento, cansancio, frustración, ansiedad, estrés y tristeza”.
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A pesar de ello, la investigación indicó que “un 26,2 por ciento manifestó no tener interés en reducir el tiempo frente al celular, lo que da cuenta de la dificultad de generar cambios de hábito en este segmento”
Ampliación del análisis
Entre las personas adultas, por otro lado, la encuesta reveló que “el 37,2 por ciento utilizó el dispositivo más de seis horas diarias, el 22,3 por ciento entre cinco y seis horas y el 21,5 por ciento entre tres y cuatro”.
En cuanto a la frecuencia con la que revisaron el celular, “un 26,2 por ciento lo hizo en todo momento, un 20,7 por ciento cada 15 minutos y un 18,1 por ciento no registró la cantidad de veces. En este grupo, las principales razones de uso fueron trabajar (31,4 por ciento), entretenerse (30,6 por ciento) y leer noticias (21,9 por ciento)”.
La Defensoría del Pueblo presentó estos datos en el marco de la campaña “Desconectar para conectar”, destinada a difundir durante todo el año herramientas para un uso responsable de los dispositivos móviles.
La propuesta incluyó estadísticas, análisis y consejos prácticos que buscaron generar conciencia sobre la importancia de equilibrar el tiempo de conexión digital con las relaciones y actividades del mundo real.
En definitiva, la investigación volvió a plantear un desafío urgente: encontrar modos de aprovechar las ventajas de la tecnología sin que ello implique un deterioro en la calidad de vida. La necesidad de establecer pautas de autocuidado, junto con políticas públicas de sensibilización y prevención, aparece como un camino imprescindible para enfrentar los efectos de la hiperconexión que atraviesa a todas las edades.
Fuente fotografías: Defensoría del Pueblo bonaerense.



