Número de edición 8481
La Matanza

Opinión | La Matanza, espejo del “¡Basta Milei!”

Dólar. Las elecciones del domingo dejaron un mensaje nítido
Dólar. Las elecciones del domingo dejaron un mensaje nítido

Responsable política del partido piquetero en La Matanza

Por Prof. Rocío Olguín

Las elecciones del domingo dejaron un mensaje nítido: el pueblo bonaerense decidió ponerle un freno al experimento libertario que encabeza Javier Milei. Con una participación superior a la media histórica, que alcanzó el 63% del padrón —cinco puntos por encima del promedio de otras legislativas provinciales de este año—, la provincia de Buenos Aires se transformó en el epicentro de un pronunciamiento popular que no puede ser ignorado.

El dato político más contundente es que Fuerza Patria se impuso con 13 puntos de diferencia en toda la provincia, triunfando en 99 de los 135 municipios y en 6 de las 8 secciones electorales. Es un resultado que expresa algo más que un simple corrimiento electoral: es la manifestación de un pueblo que, cansado del ajuste interminable y de la impostura de los supuestos “libertarios”, decidió apostar a la organización, a la gestión de sus intendentes y al liderazgo de Axel Kicillof.

La Matanza, bastión y termómetro

En La Matanza, ese mensaje se escuchó con una potencia particular. Fuerza Patria, encabezado en la tercera sección por Verónica Magario y en lo distrital por Fernando Espinoza, obtuvo el 52,77% de los votos, frente al 28,74% de La Libertad Avanza y el 7,78% del Frente de Izquierda y de los Trabajadores – Unidad. Es un triunfo abrumador en el distrito más populoso del país, el

“corazón del peronismo”

El voto matancero no es un voto más. Es un termómetro de la sensibilidad popular, de los barrios donde la crisis golpea más fuerte y donde las redes comunitarias sostienen la vida cotidiana frente al abandono del Estado nacional. Si en La Matanza Milei fue derrotado con tanta claridad, es porque sus políticas se sintieron aquí con una violencia particular: inflación en los alimentos, caída del salario real, parálisis de la obra pública y un intento deliberado de demonizar a quienes se organizan para resistir el ajuste.

El pueblo de La Matanza entendió que Milei no vino a “terminar con la casta”, sino a entregarle el país al Fondo Monetario Internacional, a los bancos y a los grandes grupos económicos. Por eso, en este distrito, donde el hambre no es un slogan sino una batalla diaria, la respuesta fue clara: no hay margen para seguir experimentando con la vida de la gente.

La crisis fabricada desde Balcarce 50

Mientras tanto, el gobierno nacional reaccionó a la derrota profundizando la crisis. El dólar se disparó a $1460, el riesgo país superó los 1000 puntos y las acciones argentinas en Wall Street cayeron 15%. No se trata de accidentes financieros, sino de un cálculo político. Milei y Caputo prefieren incendiar la economía para trasladar la responsabilidad de la catástrofe al gobierno provincial y a las fuerzas opositoras.

La estrategia es tan cínica como peligrosa: usar la corrida cambiaria y la suba de precios como un arma electoral, aún a costa de empobrecer más a millones de argentinos. Como señaló Axel Kicillof, no alcanza con exigirle una reunión a Milei: hay que discutir cómo controlar el dólar sin dilapidar reservas, cómo garantizar el abastecimiento de alimentos y cómo frenar la escalada de precios que golpea directamente a los sectores populares.

Más allá del peronismo: un frente anti-Milei

El resultado de ayer abre un nuevo camino a nivel nacional. No se trata solo de un triunfo electoral, sino de la confirmación de que existe una mayoría social dispuesta a decirle basta al proyecto libertario. Coincidimos con el planteo de Kicillof de convocar a sectores más allá del peronismo para construir un frente político amplio, un verdadero frente anti-Milei, que sea capaz de darle expresión a este rechazo popular y transformarlo en una alternativa de poder nacional.

Porque sabemos que no alcanza con administrar la resistencia: hay que organizar una salida política que enfrente al FMI, que defienda el salario y el trabajo, que recupere la soberanía nacional y que garantice que la crisis no la sigan pagando los mismos de siempre.

Una conclusión matancera

En La Matanza, donde la realidad es más dura que cualquier estadística, el voto mayoritario fue un grito de dignidad. Fue un pueblo entero diciéndole a Milei que no se puede gobernar con odio a los pobres ni con desprecio por la democracia. Fue la confirmación de que la organización popular es más fuerte que el ajuste y que, incluso en los momentos más difíciles, la esperanza sigue siendo un motor colectivo. Porque el pueblo sabe lo que vota: si no se lo defrauda y la gestión defiende de verdad sus intereses, lo ratifica, lo vuelve a acompañar y lo convierte en un mandato aún más contundente.

La elección de ayer no resuelve todos los problemas, pero abre una perspectiva: como dijo Kicillof, un nuevo camino posible, el de construir un país distinto desde los barrios, desde los municipios y desde la provincia que se plantó de frente al ajuste. Y en esa construcción, La Matanza seguirá siendo faro y trinchera.

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