

Con más de dos décadas dedicadas a este deporte, Florencia Espínola no solo entrena y compite, sino que también forma a varios alumnos en su comunidad. Este año, su pasión por el arte marcial la llevará a representar a la Argentina en el Mundial que se disputará en octubre, y se acercó a Radio Hexa en busca de encontrar sponsors que la ayuden a viajar.
Por Giuliana Salmonte Siciliano
Gmail: giulianasalmontesiciliano@gmail.com
La charla comenzó recordando que su historia en el taekwondo comenzó casi de casualidad: “En realidad primero empezó mi hermana, y ella no siguió y yo si”. Ese impulso inicial se transformó en una pasión que lleva más de 20 años. “Hoy estoy viviendo de esto, tengo otra profesión, pero si vos me preguntás ‘¿cuál es tu trabajo?’, yo te digo enseñar taekwondo”, afirmó.
A lo largo de los años, la profesora desarrolló un método de enseñanza adaptado a todas las edades. En este sentido, explicó que su escuela empieza con infantil, que tiene chicos de tres a cuatro años, y después 5, 8, 9 y 12. Para los más pequeños, según ella, la clave es aprender a través del juego, mientras que con los mayores el entrenamiento adquiere un enfoque más técnico y competitivo.
Sin embargo, para Florencia no es solo un deporte, sino un espacio de formación humana. “Lo que se arma dentro del entrenamiento, esto de el compañerismo, el ayudar al compañero, el no reírse, el ayudar dentro del entrenamiento”, subrayó. Como instructora, procura transmitir valores: respeto, empatía y solidaridad. “Es muy lindo lo que se genera, más allá de que uno aprende técnicas y demás, el amor y el compañerismo no tiene comparación”, remarcó.
Este año, su recorrido tendrá un nuevo capítulo: representará a la Argentina en el Mundial de Taekwondo, que se celebrará del 9 al 12 de octubre. Aunque aún no sabe el día exacto en que le tocará competir, ya conoce la dinámica: el primer paso será el pesaje y luego, si avanza, seguirá participando en jornadas sucesivas.
Más allá de la magnitud del evento, Florencia aseguró que su camino hacia el mundial no cuenta con grandes apoyos oficiales ya que no conoce de ayuda que brinde la Secretaría de Deportes de La Matanza.
El vínculo entre Florencia y Luz que va más allá de la familia
La entrenadora no solo enseña taekwondo a decenas de alumnos sino que también entrena a su propia hija, Luz. “Mi hija es segundo dan y arrancó cuando yo arranqué a dar clases”, contó. Del mismo modo, reconoció que no siempre es sencillo combinar los roles de madre y profesora, pero busca mantener un equilibrio ya que, considera que Luz tiene que entender que dentro del gimnasio es alumna.
La instructora es clara en que, a pesar del lazo familiar, no hay privilegios: “En el caso que tenga que rendir es el mismo tiempo, como corresponde, no es que porque sea mi hija tiene más chance, no, igual que todos”. Ese compromiso es parte de lo que Florencia transmite y pone énfasis en el esfuerzo personal y la disciplina como formación.
Por su parte, Luz recordó: “Yo empecé porque quería probar y me gustó, tenía más o menos 10 años, y me gustó como enseñaba mi mamá entonces me quedé”. Sobre la experiencia de tener a su madre como entrenadora, afirma que es positiva, pero a veces a veces tienen peleas”.
¿Por qué practicar taekwondo?
Para Florencia Espínola, es mucho más que un deporte de contacto. “Es un arte de la defensa personal, y tiene muchos beneficios: se trabaja lo que es la concentración, el trabajo con el cuerpo, pero más el estado de la mente”, explicó. En su experiencia, esta disciplina ayuda especialmente a los niños tímidos o con dificultades para integrarse en un grupo, ofreciéndoles un espacio seguro para socializar y ganar confianza.
Además de los beneficios físicos y mentales, destacó el rol del deporte en alejar a los chicos del exceso de tecnología, y relató que muchos de sus alumnos se ofrecen a llegar antes a las clases: “Tal vez entrenan a las 8, y me dicen, ‘Profe, ¿puedo ir a ayudar a las 6?’. Yo prefiero que estén conmigo, estén en mi gimnasio y no estén en la calle o con el celular”.
Ese vínculo cercano con sus estudiantes es una de las cosas que más valora, por eso confesó que estaría todo el día con ellos si pudiera. Para ella, el tatami no es solo un lugar de entrenamiento, sino un entorno de contención y crecimiento personal.
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