Número de edición 8481
Espectáculos

Marcelo Ezquiaga y un relámpago sonoro que interpela al tiempo y la ciudad

Marcelo Ezquiaga y un relámpago sonoro que interpela al tiempo y la ciudad

Marcelo. El músico porteño continúa con la presentación de su noveno disco de estudio, un trabajo que exploró la fugacidad de la vida, los vínculos y la reconstrucción tras la pandemia.

Por Florencia Belén Mogno

La música constituye uno de los lenguajes más poderosos para hablar del presente. Lejos de limitarse a la celebración del entretenimiento, muchos artistas eligieron convertir sus composiciones en territorios de reflexión y memoria.

En un mundo marcado por la velocidad y la fragmentación, componer un disco completo resultó casi un gesto de resistencia. Frente al vértigo del sencillo inmediato, algunas propuestas musicales recuperaron la idea de álbum como obra integral, atravesada por un concepto, una estética y una intención narrativa..

La era post-pandémica dejó heridas abiertas y preguntas sin resolver. La música, otra vez, emergió como una herramienta para reelaborar el dolor y los cambios que la humanidad enfrentó en los últimos años.

En ese marco, el músico y productor Marcelo Ezquiaga realizó su trabajo discográfico titulado “Todo el tiempo en un relámpago”, una obra de nueve canciones donde confluyeron la observación sobre el paso del tiempo, la ciudad como escenario emocional y la intimidad de los vínculos.

En ese sentido, Diario NCO tuvo la oportunidad de dialogar con el cantautor porteño, quien compartió detalles sobre la producción del álbum, su proceso creativo y el lugar que ocupó la música en su vida.

La realización de un nuevo sueño

El disco se grabó a lo largo de dos años en diferentes estudios, entre ellos Prisma Estudio, Fragata Records, Supercharango y otros espacios caseros de grabación. Según relató Ezquiaga, la creación del álbum fue una tarea “larga y muy intensa” que implicó pensar cada canción como una unidad propia, sin perder de vista el carácter integral del proyecto.

De esta manera, y en relación a lo que significó esta experiencia, él entrevistado sostuvo: “Fue y es algo con lo que estoy muy contento. Hacer un disco es una tarea bastante grande, más hoy por hoy, porque cada canción se piensa como un sencillo”.

El artista asumió la interpretación de la mayoría de los instrumentos y voces, y contó con la colaboración de artistas como Fernando Samalea, Lucas Herbin, Santiago Capriglione, Nicolás Kramer y la chilena Niña Tormenta.

Desde lo sonoro, el trabajo se caracterizó por una fuerte presencia de teclados, elemento central para Ezquiaga en tanto pianista y tecladista, y una cuidada fusión de voces que reforzó el tono melancólico y contemplativo del álbum.

Desarrollo creativo

En cuanto a la construcción estética, el artista explicó que el disco tuvo conexiones con sus trabajos anteriores. “Siento que tiene un poco de otros discos míos, porque tiene algo de la canción redondita muy fuerte. También que tiene algo más original, profundo, energético. Al mismo tiempo, de a ratos hay cierta melancolía y es como una especie de resumen de otros discos míos”, comentó.

Aunque inicialmente Todo el tiempo en un relámpago no se concibió como un álbum conceptual, durante su desarrollo tomó forma en torno a una idea central: la percepción del tiempo.

En ese punto, el cantautor reflexionó que “conceptualmente, si bien no lo pensé así, habla del paso del tiempo y de la observación. Creo que hay una cosa muy fuerte con el reloj, con cómo pasa el tiempo y cómo uno va atravesando ese devenir”.

Sobre Marcelo Ezquiaga

Marcelo Ezquiaga es una figura consolidada en la escena independiente argentina. Con una trayectoria que comenzó en la adolescencia, editó nueve discos de estudio, tres de ellos bajo el seudónimo Mi Tortuga Montreux y seis con su nombre.

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Entre sus trabajos más destacados se encuentran Mar del Plata en invierno (2002), Mi Tortuga Montreux (2006), Todo lo que nos une (2018) y Morocho (2016), un homenaje a Carlos Gardel donde grabó dúos con artistas como Julieta Venegas, Kevin Johansen y Rubén Albarrán de Café Tacvba.

A lo largo de su carrera, Ezquiaga llevó su música a distintos puntos del país y a países como Chile, México, Colombia y Uruguay. Sus shows en vivo se distinguieron por el cuidado estético integral, que incluyó escenografía, vestuario y recursos visuales pensados como parte de una experiencia sensorial completa.

Finalmente, el artista reflexionó sobre el rol central que ocupó la música en su vida, un vínculo que sostuvo desde muy joven. Cada nuevo disco pareció convertirse, entonces, no sólo en un registro artístico, sino también en una bitácora emocional y en una manera de narrarse a sí mismo y al mundo. Todo el tiempo en un relámpago apareció como ese instante fugaz en el que todo se ilumina, aunque sea por un segundo, y permitió ver con claridad.

Fuente fotografías: Marcelo Ezquiaga.

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