

Un equipo de investigadoras del CONICET identificó que ciertas líneas de esta planta completan la primera etapa de reproducción asexual por semillas. Este hallazgo podría revolucionar el desarrollo de variedades más resistentes.
Por Florencia Belén Mogno.
La agricultura enfrenta desafíos crecientes para sostener la productividad y la calidad de los cultivos ante un escenario de cambio climático, degradación de suelos y crisis de recursos. En este contexto, la ciencia busca nuevas herramientas que permitan mejorar genéticamente las plantas de forma más rápida, económica y sustentable.
Una de esas herramientas es la apomixis, que consiste en un mecanismo de reproducción asexual por semillas que permite obtener plantas clonadas a partir de una planta madre, sin necesidad de fecundación.
El girasol, uno de los cultivos más importantes de la Argentina, experimentó una expansión hacia zonas con condiciones ambientales desfavorables. Esta situación, sin embargo, impactó negativamente en los niveles de rendimiento. Por eso, la posibilidad de desarrollar variedades adaptadas y estables mediante apomixis representa una solución estratégica.
En ese sentido, Diario NCO tuvo la oportunidad de acceder a una investigación realizada por investigadoras del Instituto de Investigaciones en Ciencias Agrarias de Rosario (IICAR, CONICET-UNR) quienes revelaron que ciertas líneas de girasol completan la primera etapa de la apomixis.
Detalles del estudio
La doctora Silvina Pessino, investigadora del CONICET y primera autora del trabajo, explicó en el informe que “la apomixis permite formar semillas sin fecundación, generando plantas clónicas con el mismo genotipo de la planta madre”.
Asimismo, la profesional subrayó que no todas las especies vegetales presentan esta capacidad, y que su detección en un cultivo de alto valor como el girasol puede abrir nuevas posibilidades para la agricultura.
Según detalló Ana Ochogavía, coautora del estudio e integrante del grupo BioAp del IICAR, la primera evidencia de apomixis en girasol se observó durante el desarrollo de estructuras similares a sacos embrionarios apomícticos, detectados dentro del ovario de la planta.
“En este nuevo trabajo confirmamos que esas estructuras eran viables porque al ser fecundadas dieron lugar a individuos con tres juegos cromosómicos, lo que indica que dos provienen de la planta madre y uno del padre”, señaló en el informe. De esta manera, comprobaron que el girasol puede completar la primera etapa del mecanismo, conocida como aposporía.
El equipo explicó que aún no se pudo confirmar si el proceso se completa mediante partenogénesis, es decir, con el desarrollo del embrión sin necesidad de fecundación. Sin embargo, trabajan actualmente con “líneas tetraploides, ya que en muchas especies la apomixis se expresa completamente en organismos poliploides”. Estos estudios avanzan en colaboración con investigadores italianos.
Implicancias de la investigación
En sintonía con lo planteado anteriormente, las investigadoras destacaron que “a posibilidad de que el girasol reproduzca por apomixis permitiría ahorrar entre cinco y siete años de desarrollo por híbrido, y evitaría tener que recrear la semilla cada año”,
En consonancia, el resumen del estudio facilitado a este medio señaló e hizo hincapié en que esto reduciría los costos de producción de semilla y aumentaría la disponibilidad de cultivares adaptados a distintas condiciones.
Por otro lado, el estudio también respondió a una necesidad concreta del sector productivo: la demanda de nuevas variedades que mantengan la productividad incluso en suelos degradados y bajo condiciones climáticas adversas.
Desde el equipo de profesionales concluyeron que, de confirmarse la posibilidad de una apomixis completa, el girasol podría convertirse en un modelo para aplicar este conocimiento en otros cultivos de interés agronómico.
Mientras tanto, el recorrido conjunto de las investigadoras involucradas, con una trayectoria previa en biotecnología reproductiva, sigue nutriendo un trabajo que conjuga formación, experimentación y transferencia tecnológica. Un paso más en la dirección de una agricultura con base científica, adaptada a los desafíos del presente.
Fuente fotografías: conicet
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