

Investigaciones paralizadas, laboratorios sin insumos y científicos expulsados del país son parte de una realidad que, según la investigadora Giniger, compromete el presente y el futuro de la sociedad argentina.
Por Verónica Llonto
En el marco de la masiva movilización del pasado 28 de mayo, la comunidad científica salió a las calles para denunciar la grave situación que atraviesa el sector. Nuria Giniger, investigadora del CONICET y vocal de ATE Capital, brindó su mirada crítica sobre el impacto de las políticas del actual gobierno en el sistema de ciencia y tecnología.
“Desde que asumió Milei, el sector científico sufre una real destrucción del sistema científico-tecnológico público”, expresó Giniger. Con recortes profundos en el presupuesto, congelamiento de becas e ingresos a las carreras de investigación, y un deterioro salarial del 35 por ciento, la situación para los trabajadores de la ciencia se volvió insostenible. Giniger afirmó que “hay un montón de científicos e investigadores en formación que se están yendo del país para buscar mejores oportunidades laborales”.
No solo en el organismo del CONICET hubo despidos, sino también en distintos organismos de la ciencia desde diciembre del 2023. “Somos trabajadores muy dedicados, con mucha voluntad y vocación de producir ciencia y conocimiento para el país, pero estas medidas son expulsivas”, comentó la entrevistada. Y añadió que varias líneas de desarrollo científico se pausaron o fueron directamente cerradas por falta de presupuesto.
Giniger trabaja en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales, instituto dependiente del CONICET, y en lo que va del año recibieron apenas 700 mil pesos de presupuesto. La vocal detalló que “para 100 trabajadores de la ciencia, ese dinero solo alcanza para comprar resmas de papel”. También informó que tanto su equipo de investigación, dedicados a investigar el litio en Jujuy, y laboratorios de la Facultad de Medicina, tienen cero de presupuesto para comprar insumos básicos como pipetas y reactivos.
El impacto de la ciencia en la sociedad
Pero el ajuste no solo se refleja en los números. Las consecuencias tienen un impacto directo en la sociedad. “Los científicos del sistema público producen, por ejemplo, el suero contra el veneno de los alacranes. Y ese suero luego es producido para los laboratorios públicos”, explicó Giniger. Debido a los ajustes del gobierno, esta y muchas otras investigaciones se ven comprometidas, afectando de forma directo al común de la sociedad en diversas áreas como la salud, la energía, la agricultura y la educación.
La investigadora remarcó que la calidad del conocimiento que se genera desde el Estado es de altísimo nivel. Históricamente, Argentina se ha ganado un lugar destacado en el mundo gracias a la ciencia pública. Giniger recalcó: “Los premios Nobel que tiene nuestro país en ciencia y tecnología son producto del sistema público.
Todos esos científicos fueron egresados de universidades estatales y desarrollaron sus investigaciones en instituciones públicas. Sin financiamiento público, ese tipo de logros sería imposible”.
Frente al argumento del gobierno de que el sector privado puede asumir el rol de desarrollo científico, Giniger fue contundente y declaró que “eso no sucede ni en Argentina ni en ningún país del mundo. En los países más desarrollados, como China, toda la producción de ciencia y tecnología es estatal”. Además, reiteró que el sistema privado no produce conocimientos pensando en el bien común ni responde a las necesidades sociales, sino que responde a intereses de mercado.
Un proyecto político en disputa
Para Giniger, lo que está en juego no es solo el presente de la comunidad científica, sino el modelo de país que se pretende construir. En este sentido, sostuvo que el vaciamiento del sistema de ciencia y tecnología responde a una decisión política deliberada. “Este gobierno no tiene intención de modificar sus políticas. Es fascista. Y lo que hace con los recortes es implantar su ideología: destruir nuestros derechos y la soberanía nacional”, reveló la entrevistada.
En su análisis, Giniger señaló que “el discurso oficial del gobierno plantea la destrucción de lo público para disfrazar su propio proyecto ideológico. Piensan que lo que hacemos es ideología, pero la verdadera ideología es la de quienes intentan eliminar la posibilidad de investigar, educar y pensar libremente”. Estas políticas de desfinanciación no solo vacían lo público, también rompen el vínculo entre la ciencia y las necesidades sociales, y ponen en riesgo la formación de nuevas generaciones de investigadores.
Frente a ese panorama, Giniger llamó a abandonar la espera y construir una resistencia activa. La científica alegó: “La movilización del 28 de mayo fue un hito. Nunca vi tanta gente de la comunidad científica reclamando en contra de estas políticas. Fue una expresión de resistencia, un llamado a recuperar la calle y a construir alianzas con otros sectores: trabajadores de la salud, jubilados, docentes y científicos marchando juntos.”
“Tenemos que recuperar la calle y tender puentes entre luchas. Esto no es una crisis sectorial: están desmantelando derechos fundamentales. Pero también están alimentando una respuesta colectiva. Y ahí es donde tenemos que poner nuestra energía”, concluyó la vocal. Para Giniger, defender la ciencia pública es parte de una causa más amplia: la de un país con soberanía, justicia social y conocimiento al servicio del pueblo.
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