

Gerardo Sánchez es un artista con todas sus letras, que se reinventa día a día. Siempre está buscando algo para estudiar y hacer, enseña artes visuales en colegios secundarios, da cursos, dibuja para libros, esculpe figuras y estudia, siempre estudia. Aun así, el arte popular es su cable tierra, más que nada el área de la protesta, la comunidad como dice él. Y encontró en los hongos, una forma de descontaminar manteniendo su esencia artística.
Giuliana Salmonte Siciliano
En la pandemia decidió dar un giro inesperado a su vida y comenzó a interesarse por los hongos. “Estábamos todos encerrados y en esos meses que no hubo nadie en la calle, todo cambió. El aire estaba mejor, no había tanto humo, la lluvia era distinta, salieron los animales. Entonces ahí se me vino hacer una investigación más seria sobre el tema ecológico y darle otro punto de partida a lo que es el Arte Ecológico”.
El artista considera que esta disciplina tiene que estar en las masas para que haya una interacción entre el emisor, que sería la pintura, y los receptores, que hacen referencia a la comunidad. Cada uno se comunica con la escultura de diferentes maneras y ahí es donde se da esa objetividad que él tanto busca. Por esta razón, considera que tiene que haber un compromiso entre lo social y lo artístico.
En ese momento, aparecen los hongos como material para hacer arte. Previamente, Gerardo contó que ya cultivaba hongos, pero en el aislamiento se metió de lleno con ese tema y comenzó a encontrar muchos problemas. Los principales fueron que en Argentina no había nada investigado y lo poco que había, era algo que ya se había hecho afuera.
Los conceptos empezaron a desbordar y el primero que apareció fue el de micorremediación, creado por Paul Stames. El artista explicó qué significa: “Pablo Benítez de Perú, hizo un estudio sobre las colillas de cigarrillo. Estas tardan entre 25 o 30 años en degradarse en la naturaleza y en tres meses, las colillas de cigarrillo, con la micorremediación, ya están degradadas y son materia orgánica para que la naturaleza lo pueda reciclar y utilizar como abono para las plantas”.
Con esta y muchas más investigaciones, pruebas, errores y también aciertos, pudo armar un proyecto artístico al que llamó ‘Alquimia Micelar’, que consiste en que los hongos puedan remediar y comer todos los contaminantes que nosotros, las personas, sacamos al mundo. “La idea de este proyecto no es solo la remedición sino saber cuánta cantidad de basura produce cada uno en su día. Aca es cuando mezclé lo artístico con la micorremediación y salieron las esculturas micelares, o sea, esculturas vivientes, que constantemente están transformándose y van mutando porque es un ser vivo”, describió Gerardo Sánchez.
Por último, se refirió a que con esta investigación, encontró que se puede descontaminar todo foco infeccioso, pero tiene que haber un compromiso de todas las personas y también uno municipal o provincial para que subvencione los proyectos. En el caso del artista tiene varios en mente como descontaminar la Cuenca Matanza Riachuelo, el Río Matanza, ayudar a los vecinos del CEAMSE, entre otros.
Al finalizar, expresó su felicidad por todo lo que logró y declaró que “no pensé que iba a lograr todo esto. Aprendí mucho de cosas que nunca pensé que iba a hacer. Estoy muy contento porque me demostró que no perdí la fascinación por aprender, por incentivarme, por descubrir y me demostró que, todo el tiempo uno puede seguir aprendiendo cosas e inventando también. Eso es lo maravilloso y lo que te pone feliz”.
La desconocida y múltiple utilización de los hongos
En nuestro país, el mundo fúngico es interminable, pero poco se conoce de toda la variedad y usos que tiene cada uno. Por ejemplo, con aguas residuales podes limpiar porque tienen hongos y muchos de estos poseen propiedades de limpieza y desinfección. También, se investigó que se pueden hacer baterías con micelio en vez de litio, y son muy efectivas.
Las esculturas micelares de Gerardo poco a poco se van deformando a causa de los hongos y lo que busca él es que las personas vean esto y se den cuenta que lo que arrojan a la tierra vuelve porque es un ser vivo. Que estas figuras se vayan metiendo en el ambiente, en los árboles.
La gente por sobre todas las cosas
Con el tiempo, el profesor se dio cuenta que, para que su proyecto evolucione y más gente lo conozca, necesita de subvención, pero mientras tanto, la venta de hongos en dietéticas y los cursos que dicta sobre este mundo, le da un sustento para seguir con la investigación y la compra de materiales. “A mi la simple fotito no me sirve. Por eso prefiero seguir laburando así con la gente que me acompaña. El INTA y el CONICET me dieron muchas manos”, afirmó.
Finalmente, el escultor contó que decidió dictar cursos porque muchas personas habían sido estafadas con todo este tema de los hongos y su misión es acompañar a las personas en el proceso del cultivo, no darles un documento y ya está, sino que busca que aprendan de eso ya sea para comer mejor, para saber si cura alguna enfermedad que padecen o simplemente para que comience a ser su hobbie.
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