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La fundadora de DAR por Más Sonrisas, Andrea Colombo, compartió en una extensa y emotiva entrevista el largo camino que transitó su hijo Lautaro, que fue diagnosticado con leucemia a los 2 años. También brindó detalles de la nueva colecta de sangre e inscripción de donantes de médula ósea que se realizarán en SUTEBA el 15 de febrero.
Por Soledad Martínez
martinezsoledad@gmail.com
De cara a una nueva campaña de donación que se llevará a cabo el 15 de febrero en SUTEBA La Matanza, la fundadora de DAR por Más Sonrisas, Andrea Colombo, compartió en una extensa y emotiva entrevista el largo camino que transitó su hijo Lautaro, que fue diagnosticado con leucemia a los 2 años.
Andrea contó que en ese momento, el pequeño no había presentado los típicos síntomas de la enfermedad, sino que dormía mucho y eso había provocado su preocupación. Un análisis de sangre alarmó a los profesionales que lo atendieron en el distrito y le indicaron que debía llevarlo con urgencia al Hospital Garrahan.
Allí los profesionales repitieron los estudios y confirmaron que algo no estaba bien. “Nos encierran en una sala y empiezan a llegar médicos viejos, ya no eran los residentes. Nos sentaron y nos dijeron: ‘su hijo tiene leucemia y es una leucemia que está muy avanzada. Va a quedar internado, a partir de ahora Lautaro es paciente del Garrahan’”.
En apenas unas horas la vida de toda la familia había cambiado. Quimioterapia, radioterapia, transfusiones, internaciones recurrentes, pasarían a ser cosa de todos los días. La infancia de Lautaro prácticamente transcurrió en el Hospital. “Cada internación era una mudanza, tuvimos que hacer que la habitación de Lautaro fuera transportable”, recordó Andrea.
Ponerse la camiseta
El proceso de Lautaro fue muy largo y hubo momentos críticos que llevaron a sus padres a decidir autorizar un tratamiento alternativo que nunca había sido aplicado en niños. Si bien se recuperó de la enfermedad, tuvo una recaída a los 15 años y la única opción era el trasplante.
“Fueron muchas búsquedas internacionales, porque en la familia no estaba el donante, en el país no estaba el donante”, contó Andrea, que además hizo hincapié en que “es tan importante la presencia de los procedimientos en tiempo y en forma para los pacientes oncológicos, porque los pacientes oncológicos no tienen tiempo de espera”.
En este sentido, la mujer remarcó que si hay un retraso en el tratamiento, en la cobertura o en la asistencia, el estado de salud de quienes padecen la enfermedad puede deteriorarse rápidamente.
“Nosotros nos pusimos la camiseta desde el otro lado, desde lo social. Siempre les dejamos bien en claro a los profesionales de la salud que a nosotros no nos interesa ni nos interesó nunca ejercer como médicos ni mucho menos quitarles credibilidad, nosotros tenemos a nuestro hijo y nuestro hijo es uno, no era un número en la estadística”, expresó Colombo.
Una nueva vida
“Una persona que está esperando una médula nueva llega a estados en los que uno no se imagina que una persona puede resistir. Pasa por una quimioterapia extremadamente agresiva, que te descama la piel, los dientes, las uñas, el cabello, te cambia completamente la pigmentación de la piel, perdes fuerzas, te quema literalmente el cuerpo”, relató Andrea Colombo.
Una vez que se injerta la nueva médula el paciente ingresa en una burbuja de aislamiento. “Un recién trasplantado es como un bebé recién nacido”, resumió la mamá de Lautaro sobre los cuidados extremos que deben tenerse en el proceso de recuperación.
Andrea reveló que su hijo pudo detectar el momento en que su nueva médula comenzó a trabajar. “Una madrugada se levantó de la cama, él ya ni caminaba, y me dijo ‘se activó la médula’. Le pregunté cómo sabía y e respondió: ‘tengo saliva, siento el gusto’. Llamamos a los médicos, le hicieron los laboratorios y efectivamente la médula había activado. Ahí comienza el proceso de recuperación”.
Lautaro pronto cumplirá 19 años. “Hoy es un muchacho con un montón de proyectos, expectativas, sumamente empático con la vida”, expresó Andrea Colombo.
Sobre cómo continúa la vida de un paciente trasplantado de médula ósea, la mujer explicó: “sigue con controles anuales, tiene que continuar con los cuidados y con esta conciencia de que esta nueva vida hay que cuidarla”.
En este sentido, Andrea señaló que el joven “más allá de llevar una vida normal, tiene que tener un estilo de vida saludable, y en esto no alcanza con decir ‘bueno me levanto y hago vida normal’. Los cuidados son permanentes y es una familia que aprendió a vivir de otra forma”.
La campaña
Este jueves 15 de febrero de 09.00 a 13.00 hs se llevará a cabo una nueva colecta de sangre e inscripción de donantes de médula ósea en SUTEBA La Matanza, Avenida Juan Domingo Perón 2941, localidad de San Justo.
Los requisitos para donar son; gozar de buen estado de salud, pesar más de 50 kilos y ser mayor de 18 años. Quienes concurran deben presentarse con DNI y no es necesario haber realizado ayuno.