
Se trata de Luis Lamas, quien quedó en medio del tiroteo, y recibió diez impactos de bala en todo el cuerpo. Explicó como fue el violento episodio en el que se vio envuelto y que terminó con cinco hombres muertos, entre ellos un menor de 16 años.
A casi un mes de la brutal masacre en una toma de González Catán que dejó cinco hombres muertos, entre ellos un menor de 16 años, Luis Lamas -uno de los sobrevivientes de ese lamentable episodio- rompió el silencio y reveló que tiene diez impactos de bala en todo su cuerpo a causa de esa delicada situación.
El lamentable episodio se dio en el barrio entonces llamado “8 de diciembre”, pero luego pasó a ser bautizado como “14 de enero”, por el día de la masacre.
Según explicó Luis, de 33 años, aquel día estaba participando de una asamblea cuando un grupo de personas, que hasta este momento no fueron identificados, comenzaron a los tiros. El objetivo de la misma era discutir, entre otros puntos, la urbanización del asentamiento en donde vivían: una zona descampada de 90 hectáreas en Catán, en las que ya se encontraban alojadas unas 200 familias.
Al mando de esa toma estaba Juana Villalba, quien lideró y llevó adelante un esquema de posesión y administración de esas tierras a base de “mano dura”. Cuando los agresores ingresaron a la asamblea, no sólo asesinaron a esas cinco personas, sino que además dejaron varios heridos, entre ellos Luis, quien aún tiene una bala alojada dentro de su cuerpo ya que los médicos no pudieron removerla.
Según explicó Lamas, oriundo de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, llegaron con su familia a la Argentina con la promesa de un futuro mejor. “No estábamos bien allá. Yo trabajaba en una gomería y apenas nos alcanzaba para vivir”, señaló y precisó que al arribar al país alquiló una pieza en Villa Celina para vivir junto a su esposa y sus tres hijos, pero el dueño de la propiedad les pidió alquilar otra habitación más, algo que no podían costear.
Fue entonces cuando el patrón de la obra en la que trabajaba, le permitió vivir dentro de la misma, donde vivieron durante ocho meses. Luego la madre de una de las compañeras de su hija, le ofreció un nuevo lugar para vivir: “Yo tengo la solución para que no pagues alquiler. Hay una toma por González Catán. Se entra con 20 mil pesos ¿Te interesa?”, les dijo la mujer y la pareja no dudó en aceptar.
“Eran casi nuestros únicos ahorros, pero igual fuimos a ver el terreno”, advirtió Lamas en diálogo con El Diario Ar. La referente de la toma, Juana Villalba, a quien había que entregarle los 20 mil pesos, les había garantizado que, una vez que se instalaran, la policía no iba a poder sacarlos. Es decir que no sólo había que pagar 20 mil pesos sino que había que participar de la toma. Al expresar su disconformidad con la situación, Villalba les informó que no se realizaban reembolsos.
Además, Luis explicó que en cada una de las reuniones había personas armadas. “Era gente que traía Juana para que haya orden”, aseveró y explicó que Villalba los obligaba a participar en sucesivas tomas, aunque siempre eran desalojados por las fuerzas de seguridad. “Juana nos decía que, si venía la policía, nos sentáramos en el piso y no los miremos”, indicó.
En tanto sobre el grupo armado que irrumpió en la última asamblea a los tiros, Luis aseguró que “dispararon varias veces y pensamos que las balas se les iban a terminar. Por eso los corrimos” e indicó que “estaban escondidos y esperando con armas largas. Les vi las caras”.
Fue entonces cuando recibió los disparos en el pecho y la pierna, y si bien quedó tendido en el suelo, advirtió: “creo que les dí lástima y no me remataron”.
Luis fue uno de los pocos hombres que se animaron a declarar ante la justicia y señalar a los responsables. “Tengo miedo de que haya represalias. Tantas muertes no tienen que ser en vano. Tenemos que cuidar estas tierras”, completó.
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