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Gabriela Guerreros
En el programa radial se habló con Gabriela Guerreros, fundadora de la Asociación “Cada de Todos”, que comentó el agresivo robo que sufrió el comedor comunitario “El Flaco”, situado en González Catán.
El aberrante relato del hecho
En el comienzo de la entrevista, Gabriela comentó de manera detallada como fue el robo al comedor comunitario ubicado en González Catán: “El equipo de cocina abrió a las ocho de la mañana. Abrieron el frente, estaba todo bien y una de las puertas que habilitan a la cocina la encontraron abierta. Entonces automáticamente nos pusimos en comunicación, por las dudas les dijimos que no entren. Llamaron a la policía, esperaron a que lleguen, que fueron 20 o 25 minutos aproximadamente y luego la policía ingresó a nuestro establecimiento”.
“Y ahí se pudo ver que justamente la puerta que estaba abierta la destrozaron, que el lugar del frente tiene unas rejas que las rompieron y entraron al salón que es multiespacio y sirve para un montón de cosas. La cocina del comedor, el depósito de la mercadería, después tenemos otro depósito donde hay ropa con ropero comunitario, las cosas que guardamos para tareas de cuidado diario. Ingresaron a todos los sectores”, agregó.
También mencionó que “atrás tenemos otro espacio que hace dos meses teníamos una radio online que luego mudamos a Capital, pero ahora se reúnen los equipos y funcionaba la casa de Diana y Loana para cuidado de salud integral y también trabajamos el consumo problemático” y que “ahí atrás hacíamos los espacios de escucha grupal, individual, de aquella persona que no puede pagar un psicólogo o psicóloga que tanto cuesta en estos tiempos. Entonces ahí había un espacio de escucha”.
“Se robaron muchas cosas”
En línea con lo anterior, la entrevistada contó la cantidad de cosas que sustrajeron: “De ahí se llevaron el televisor, desordenaron todo y obviamente el equipo diario de cocina. Todo lo que es batería de cuchillos, cuchara, de las distintas medidas y demás lo sustrajeron. Teníamos de menú milanesas de pollo, había 30 kilos de milanesas fileteadas que las compañeras iban a preparar y se las llevaron”.
“Después se llevaron la computadora de escritorio que es con la que se trabaja, el monitor, un televisor de 50 pulgadas que usamos para los talleres cotidianos y también un parlante móvil grande que es para actividades en la calle. También teníamos una hidro lavadora que se la llevaron”, añadió.
“Un ataque profundo”
Por otro lado, manifestó que “no hablamos de un robo sino de un vandalismo y de un ataque muy grande a nuestro espacio”.
“Era más de una persona y seguramente estaban con un auto, nos llamó mucho la atención el destrozo del lugar y que estaba todo revuelto. Había otras cosas para llevarse que no se llevaron, rompieron los ploteados con imágenes de nuestro movimiento y de la radio. No hablamos de un robo, hablamos de un ataque profundo al espacio sin ninguna duda”, desarrolló.
Asimismo, lamentó el hecho de que nadie haya visto nada: “Nos apena la cuestión de que nadie vio nada. Estuvieron dos o tres horas acá sustrayendo cosas. No hay cámaras, hay una alarma vecinal. Uno siempre piensa en lo comunitario y más allá de nuestro pesar y de nuestra manera de trabajar, tuvimos que poner alarmas y cámaras y ahora estamos enfocados en eso”.
“Puede no gustarle a alguien la tarea que hacemos pero eso no implica que se produzca este tipo de ataque que no fue un simple robo. Eso nos pone en alerta, en pensar en nuevas estrategias de cuidado, no solamente para el lugar y los equipos de trabajo, sino por las personas que diariamente vienen”, indicó.
Para cerrar, remarcó nuevamente el valor de la asociación y la injusticia de lo sucedido: “Es un rol muy importante el que cumple nuestro espacio y por eso más allá de que ya estamos haciendo los arreglos necesarios, fue un ataque profundo”.
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