
Es una de las principales causas de fallecimiento prematuro, con cerca de 40 mil defunciones al año.
Cada año ocurre una muerte súbita por cada mil habitantes en la Argentina. Estos casos generan conmoción y muchas veces, sorpresa. Como su nombre lo indica, se trata del fallecimiento repentino e inesperado de una persona aparentemente sana.
Sin embargo, de acuerdo con la información a la que tuvo la oportunidad de acceder Diario NCO, “no es un episodio aislado: constituye un evento final vinculado a problemas del corazón que muchas veces se fueron desarrollando durante años en silencio o sin ser debidamente controlados”.
“La incidencia de muerte súbita aumenta de manera significativa a partir de los 45 años y se atribuye a una mayor prevalencia, coincidentemente, de la enfermedad coronaria. En la juventud, en cambio, está vinculada a causas congénitas, como las arritmias y las anomalías anatómicas cardíacas. En los primeros años de vida, en tanto, la incidencia es diez veces menor”, explicó el cardiólogo Fernando Scazzuso, jefe de Electrofisiología y Arritmias del ICBA Instituto Cardiovascular.
Análisis nacional
En la Argentina, la muerte súbita no es reportada como causa de defunción en las estadísticas oficiales, por lo que no hay registro fehaciente de casos. Sin embargo, en base a reportes nacionales y estudios internaciones, desde el Ministerio de Salud de la Nación se estima que provoca más de 40 mil fallecimientos cada año.
A nivel global, la incidencia oscila entre los 40 y 90 casos cada 100 mil habitantes y según el médico Ignacio Mondragón, “se dispara a partir de los 45/50 años ya que la causa más frecuente (80% de los casos) es la enfermedad coronaria y esta se expresa también a partir de esa edad. La segunda causa (15%) es la presencia de miocardiopatías (enfermedades del músculo cardíaco) y su progresión aumenta el riesgo de muerte súbita con la edad”
“Finalmente existen trastornos de base genética, que se expresan como trastornos eléctricos a edades tempranas, que representan el 5% de las causas de muerte súbita cardíaca”, detalló el cardiólogo.
Si bien el evento que lleva a la muerte súbita es repentino, el proceso previo de la enfermedad coronaria aterosclerótica es mucho más lento y progresivo respecto de lo cual el doctor Scazzuso comentó en el estudio que “se da durante 15 o 20 años de enfermedad asintomática en los que las arterias coronarias (las del corazón) se obstruyen por el depósito de grasa (colesterol)”
“Este fenómeno fisiopatológico se desarrolla en personas con tabaquismo, hipertensión, diabetes, obesidad y sedentarismo. En conjunto a estas condiciones se la denominan factores de riesgo coronarios, porque son ellos los que favorecen el desarrollo de la enfermedad coronaria aterosclerótica”, desarrolló el especialista.
El experto suma un dato importante en medio de la vorágine que domina la rutina de muchos pacientes en las condiciones de riesgo descriptas, las situaciones de estrés provocan un aumento de la muerte súbita por la obstrucción aguda de las arterias del corazón e infarto masivo.
Los factores de riesgo y los síntomas
Uno de los puntos importantes radica en conocer por qué crece el riesgo de que una persona sufra un episodio de este tipo, cuáles son las señales previas y quiénes deben realizar controles más específicos.
“Las factores de riesgo más pesados son el antecedente de muerte súbita en la familia: en relativos de primer grado es más importante que de segundo grado, sobre todo a edades jóvenes. El tabaquismo es otra causa de muerte súbita, ya que provoca enfermedad vascular y está visto que las personas que hacen ejercicio de manera intensa y fuman tienen 9 veces mayor riesgo de muerte súbita”, detalló el doctor Mondragón, que integra el Servicio de Electrofisiología del ICBA.
En esa línea, el profesional agregó en el informe que “si bien el sedentarismo no es un factor de riesgo directo, es importante aclarar que la actividad física es una herramienta clave para otros que sí lo son, como la obesidad y la diabetes”.
El doctor Gastón Albina (M.N 83.891), subjefe del mismo Servicio, señala que los síntomas más frecuentes son el dolor en el pecho y la falta de aire. “De todas formas, el término de muerte súbita hace referencia a la ocurrencia del evento de manera inesperada. Es decir, no existía una situación que justificara la ocurrencia de dicho evento (la muerte).
El segundo elemento al que hace referencia es a la rapidez del desenlace. Tal es así que algunas definiciones hacen referencia a una secuencia de tiempo entre la aparición del síntoma y la muerte, situando esta ventana entre 6 a 24 horas”, desarrolla.
Cómo actuar y el rol clave de los desfibriladores
Antes de avanzar en las pautas de qué se debe hacer cuando una persona sufre un episodio agudo, el doctor Scazzuso hizo una diferenciación importante en la investigación difundida.“Habitualmente se utilizan de manera intercambiable los términos muerte súbita y paro cardíaco; y no son sinónimos –apuntó el experto-.
“Por muerte entendemos al evento final de la vida y constituye una situación irreversible. En cambio el paro cardíaco es cuando el corazón se detiene y mediante maniobras de resucitación podemos hacer retornar a la vida a la víctima. La muerte súbita es por lo tanto el fracaso de la resucitación cardiopulmonar de una víctima de paro cardíaco”, comentó.
En ese sentido, el profesional concluyó: “Para que no haya ni una muerte súbita debemos contar idealmente con una cadena de resucitación excelente donde podamos asistir a las víctimas donde sea. Teniendo en cuenta que el 70% de los eventos de paro cardíaco ocurren en la vía pública es muy importante tener una red desarrollada para tal fin. El conocimiento de cómo realizar esta resucitación cardiopulmonar por TODOS los miembros de la sociedad es la piedra fundamental de esta estrategia”.
Fuente fotografía: telam
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