El peso de la desigualdad también se ve en el área judicial, donde las mujeres ocupan más de la mitad de los cargos, pero solo el 25% de ellas acceden a puestos de poder.
Por: Victoria Hernández
victoria.hernandez13@outlook.com
Las mujeres representan más de la mitad de los funcionarios de la justicia argentina, sin embargo, ocupan apenas el 25% de los cargos de mayor jerarquía y el 23% de los concursos para ser juez, debido a “barreras invisibles” que las desalientan a competir.
Estas barreras son lo que se denomina en los estudios de género como “techo de cristal”, que es la dificultad impuesta por el sistema que sufren las mujeres a la hora de avanzar con su carrera profesional, tanto al momento de ascender a puestos jerárquicos como al de acceder a sueldos equitativos en comparación a sus compañeros hombres.
Esta limitación es invisible, ya que el código de normas que lo sostiene y afirma no está escrito ni asentado en ningún lado, sin embargo, es real, existe, y se puede ver también con las cifras publicadas por el INDEC en 2021, que revelan que en Argentina las mujeres solo ocupan el 26% de los puestos de jefatura y el 31% de los de dirección, aunque representen el 47% de los puestos asalariados.
Desigualdades en el poder judicial
La ONG Fundar realizó un estudio que prueba que la primera gran traba a la que se enfrentan las mujeres que quieren escalar en el área es la inscripción a los concursos para liderar los juzgados, ya que de las personas que compiten, solo el 23% son mujeres.
En el informe advirtieron desde la organización que, pese a que las mujeres representan más de la mitad de la población judicial, el 58% del equipo administrativo y el 56% del funcionariado, ocupan apenas el 25% de los cargos más altos, de ministros/as, procuradores/as generales y defensores/as generales.
Datos complementarios
Para establecer las estadísticas mencionadas se utilizaron los datos de los concursos convocados desde 1999 hasta 2018, donde se tomó en cuenta la información de los y las 3.963 postulantes a los 104 concursos realizados para los 226 cargos de camarista.
Otro punto a destacar del artículo es que esta situación prácticamente no ha tenido variaciones en los últimos 20 años. Esta diferencia se debe al proceso de selección, que aparenta ser neutral, pero que en realidad no tiene en cuenta las desigualdades estructurales entre los hombres y las mujeres.
Un ejemplo claro de esto, es el criterio aparentemente objetivo de comparar el número de las publicaciones. Sin embargo, al evaluar esto no se contempla que a veces las mujeres, debido a la maternidad y el tiempo que ocupan las primeras infancias, se ven incapacitadas de publicar.
Desde Fundar sostienen que para modificar esta realidad es necesario pensar el techo de cristal de una manera global y no aislada por campos laborales, teniendo en cuenta la relación y tensión que existe entre la vida familiar y la laboral.
Fuente: Télam/ ONG Fundar.
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