La Plata, Florencio Varela y Almirante Brown. Las rutas 36, 2, 6 y 53. Violencia, guantes, rostros encapuchados y una maza. La lista de localidades, caminos y características es parte de lo mismo: una banda de delincuentes que está siendo investigada por cuatro dependencias policiales junto a la Departamental, acusada de haber cometido una serie de asaltos a mano armada en distintos inmuebles del sur del conurbano bonaerense, con un gusto particular: la zona noroeste platense más rural.

Después de una pesquisa larga e integral, hay algunas certezas. En principio, se sabe que los sospechosos son “de Florencio Varela, Berazategui, Almirante Brown”, según le contaron voceros oficiales a EL DIA. Además, hay un integrante aprehendido y otros tres identificados a quienes “les saldrá el pedido de detención atento a lo actuado”, añadieron.
Del proceso investigativo participaron las comisarías decimocuarta y séptima de La Plata en coordinación con la Estación de Policía Departamental de Seguridad. A estas tres áreas se les suma colaboración del Servicio Penitenciario Bonaerense y de otras dependencias del conurbano, sobre todo del partido de Almirante Brown. No se descarta que, en las próximas horas, pueda caer el resto de los sospechosos.
ATAQUES “GEMELOS”
El 4 de junio, en Abasto, la banda de la maza “se presentó” con un golpe sofisticado en el que mostraron todo su repertorio. El casero del terreno (en el que hay tres edificaciones) situado en ruta 53 kilómetro 52, le contó a la Policía que eran entre cuatro o cinco sujetos los que lo sorprendieron a las 19.30 horas. Él estaba afuera y no los vio entrar. Todos iban armados y lo entraron por la fuerza en una de las viviendas, de donde se llevaron una tablet y dinero en efectivo.
Los principales sospechosos de la banda son de localidades del sur del Conurbano
Luego fueron a la construcción siguiente, y repitieron la maniobra con el matrimonio que vive allí junto a dos hijos menores. Los ataron con cables y se dedicaron a revisar metro por metro la propiedad. Al líder, declararon los damnificados, sus compinches lo llamaban “Chorroman”. Les sustrajeron dos pistolas semiautomáticas (una calibre 22, marca Bersa, y otra calibre 380, marca Glock), una escopeta Legend modelo G52 y otra de repetición marca Akkar calibre 12, otra pistola Ruger calibre 22, un rifle, cerca de 40.000 dólares, dos notebooks, un televisor led, una consola de videojuegos y varios electrodomésticos.
Finalmente fueron hasta la última casa, a cuyo dueño, un jubilado de 73 años, le robaron 5.000 pesos. Escaparon en los tres vehículos de la familia: un Citroën C4, una Toyota RAV blanca y otra negra. Los tres rodados aparecerían quemados, horas más tarde, en las calles Romero y Gallardo, en Glew.
Un día después fue el turno de La Enriqueta, un campo de polo situado sobre la ruta 2, a la altura del kilómetro 65, en Lisandro Olmos. La modalidad fue la misma (incluso la hora) con una salvedad: en esta ocasión los ladrones eran ocho y sospechan que serían los hombres de “Chorroman”. Atacaron las tres casas principales del predio y también las de los empleados. Matías Sánchez Fontan, hijo del dueño del campo, describió que todo “fue muy dramático, golpearon a mucha gente”. El grupo de asalto entró a pie y fue directo a la finca del propietario, un hombre de 75 años que se encontraba con su nieto menor de edad. Le pegaron mucho, tanto que el nene finalmente se quebró y les indicó dónde guardaban el dinero del mes para el pago de proveedores. La suma rondaba los 400 mil pesos.
“Entraron en siete casas, tres que son de mi familia y las de los empleados – quienes también sufrieron golpes- que viven acá, además del club house”, detalló Sánchez Fontan. Saquearon todo lo que había a su paso (un microondas, boinas y los celulares de todos, menos un iPhone, porque tiene rastreador, unos 30 cuchillos de colección) y huyeron en tres autos (una Volkswagen Saveiro nueva, una Fiat Doblo y un Chevrolet Corsa). En la fuga se toparon con un empleado y decidieron secuestrarlo como una suerte de “carta segura”. Lo abandonarían -no sin antes lastimarlo- en la ruta 53, cerca “de La Capilla, por Florencio Varela.
También los acusan de ser los responsables del robo a mazazos a una pareja de jubilados de 70 y 72 años ocurrido el 20 de agosto en 460 entre 186 y Ruta 36. Los damnificados relataron que cuatro desconocidos “vestidos de negro y con barbijo” rompieron con una maza la puerta de la cocina que da al fondo del inmueble, les precintaron las manos, le dieron un culatazo al hombre y escaparon con dinero, un celular y una alianza de oro.
LA INVESTIGACIÓN
La Policía tenía dos identikits y una vaga sospecha del origen de la banda. El destino de los rodados sustraídos les dio una pista importante de la zona geográfica en la que podrían estar los delincuentes. El paso siguiente fue una “triangulación” de datos que permitiera limpiar el terreno y circunscribir a un espacio más acotado la búsqueda. Así fue como cruzaron información con las fuerzas de Almirante Brown. Necesitaban saber qué pandillas actuaban en la zona y cuáles tenían las características de “la banda de la maza”. Esa acción dio como resultado el primer avance significativo.
“Se determinó que en la zona había un grupo que tenía antecedentes de este tipo y que habían estado detenidos. Entonces indagamos con el Servicio Penitenciario Bonaerense y con lo recabado nos pusimos a trabajar”.
Mientras los agentes se dedicaban de lleno al escrutinio de todo lo recolectado, ocurrieron dos cosas: la cuarentena retrocedió de fase y se volvió más cerrada, por lo que los controles en caminos y rutas se hicieron más exhaustivos. Esto motivó un cambio en la modalidad de los ataques perpetrados por los ladrones. Comenzaron a abandonar los establecimientos rurales para meterse en sectores cercanos a las urbes, aunque siempre manteniendo al alcance las dos vías de ingreso y escape selectas: las rutas 2, 6, 53 y la ruta 36.
Por los testimonios de las víctimas y la información obtenida por las vías mencionadas, finalmente identificaron a algunos miembros de la facción.
Se pidieron registros para los domicilios de los presuntos delincuentes y de sus familiares, aunque “sin detenciones porque las pruebas no eran suficientes”.
Todo parecía indicar que la extensa investigación llegaría a buen puerto. Sin embargo, los procedimientos iniciales en El Pato, Bosques y Ranelagh arrojaron resultados negativos. El tercer y cuarto objetivo, llevados a cabo en dos viviendas de Longchamps, aportó el ansiado material que daba indicios de ir en la senda correcta. En una casa hallaron precintos, un revólver calibre 32, un par de guantes negros y una computadora. Además aprehendieron a un sujeto de 38 años. En la otra propiedad incautaron dinero en efectivo, celulares, tablets, un machete, y piezas de valor.
Los golpes en la zona rural de La Plata fueron violentos y con múltiples víctimas
“Gente de Cañuelas reconoció algunos de los elementos secuestrados en los procedimientos, al momento hay cuatro víctimas que señalaron pertenencias robadas como propias”, refirió un vocero oficial que trabaja en el caso.
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Se allanó a raíz del ataque a mazazos, pero la policía les imputa “al menos cuatro hechos más” porque “los vinculan las pertenencias halladas en los domicilios”.
Fuente: El dia.