
Sigue pareciendo increíble, pero los análisis contables de La Matanza arrojan la misma conclusión una y otra vez. Pese a las penurias que sufren los vecinos, el municipio que “conduce” Fernando Espinoza mantiene un nivel de desinversión inexplicable en obras y servicios pero incrementa su apuesta especulativa en plazos fijos y bonos en dólares.
Por Alejandro Finocchiaro
El Frente de Todos sigue sin invertir el presupuesto aprobado en rubros esenciales. El nivel de ejecución apenas alcanza el 38% habiendo dejado atrás la primera mitad de este ejercicio. Como vimos en el análisis del trimestre anterior, La Matanza presenta inversiones sensiblemente menores a las establecidas en áreas de seguridad, salud, educación y tecnología o adultos mayores.
Por ejemplo, en los últimos tres meses los ingresos reales alcanzaron $18.938 millones. Los gastos de ese período fueron $16.026 millones. El superávit, producto del abandono de las problemáticas que sufre a diario la población, fue de $2.912. Una cifra muy parecida, $2.536 millones, pasaron a engrosar las herramientas financieras en este 2021. Esos recursos públicos destinados a la especulación ya son más de 126 millones de dólares.
Qué útil sería para los vecinos -y para la economía en general- ver esos fondos movilizados para resolver la falta de asfalto, de cloacas, para mejorar la estructura de salud, para asistir a los comerciantes fundidos por la pandemia, para poner en marcha el centro de monitoreo y enfrentar la inseguridad desatada.
Mientras tanto, el intendente solo se preocupa por la compra de anuncios o la publicidad en vía pública en busca de votos.
La Matanza es un distrito rico y superavitario. Si su población ha caído en la pobreza estructural y el abandono es por absoluta decisión política.
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