En la extensa entrevista, siguió relatando su carrera como escritora y otros temas importantes.
Por Rolando Revagliatti
Transcribo un breve párrafo de la novela “Una cierta justicia” de P. D. James: “—Esto es lo que más echaré de menos —declaró—; las luces de las farolas, aunque ahora que son automáticas ya no es lo mismo. Me gustaba esperar la llegada del farolero. Cuando desaparecieron, tuve la impresión de que había acabado una era.” ¿Qué echás de menos?…
SM: Echo de menos aquel maestro que era casi una figura paterna. Que se lo respetaba y se lo admiraba. Yo, que trabajo en docencia hace casi tres décadas, he visto cómo se ha ido desdibujando el rol del docente en general, e inevitablemente, deteriorarse todo el sistema educativo.
¿Has rayado, dejado marcas en las paredes en tu infancia, acaso de manera instintiva? ¿Hay instalado algún corazoncito en tu adolescencia? ¿Y el arte urbano, los nuevos tatuajes en la piel urbana?
SM: En mi infancia teníamos prohibido escribir las paredes, ni se nos ocurría, al menos a mí; pero, en la adolescencia, lo que pude hacer fue pegar cartelitos, fotos, frases en mi habitación. Estaba atestada de cosas y el corazoncito quedó allí, en aquellas paredes…o, quizás, en las no escritas. El arte urbano me parece un modo de expresión de la época; no hay nada más categórico que eso. Me gustan las paredes de la ciudad pintadas (no todas, por supuesto): son como aullidos.
Referentes. Los tuyos. No sólo literarios: musicales, pictóricos, teatrales, cinematográficos…
SM: Son muchos, intentaré sintetizar; porque me siento afortunada…, no sé cómo es…: ¿la gente viene a uno? o ¿uno va hacia la gente? Me he cruzado con personas extraordinarias: Gianni Siccardi, quien abrió las puertas y me lanzó al vacío… del que ya no dejaré de caer. Me vienen a la memoria aquellos versos del franco alemán Yvan Goll [1891-1950] que dicen “la puerta que conduce lejos de ti/ nadie la empuja nunca”. Máximo Simpson, con su exquisito humor y su meticulosidad para desentrañar el verso. Leopoldo Castilla y el desparpajo con que interpela todo lo que pulula a su alrededor. Enrique Molina, el rey de la imagen. El norteamericano e. e. cummings; los franceses Paul Eluard, Robert Desnos, Jacques Prevert; los chinos Po Chu i, Li Po, etc.
Referentes musicales: Johann Pachelbel, Pyotr Tchaikovsky, Max Bruch, Queen, Freddie Mercury, The Beatles, Enya, Mercedes Sosa, Vox Dei, Ennio Morricone, Philip Glass, etc.
Pictóricos: Vito Campanella, Fortunato Lacámera, Francisco de Goya, Michelangelo Merisi da Caravaggio, Claude Monet, Vasili Kandinsky, Hieronymus Bosch, etc.
Teatrales: Michael Frayn (“Copenhague”), William Shakespeare, Tracy Letts (“Agosto (Condado de Osage)”).
Cinematográficos: Actrices: Meryl Streep, Kate Blanchet, Judi Dench, Helen Mirren, Mercedes Morán, Julieta Díaz, Leticia Brédice, etc. Actores: Jack Nicholson, Robert De Niro, Dustin Hoffman, Diego Peretti, Enrique Pinti, Alfredo Casero, etc. Directores: el maravilloso Leonardo Favio, Carlos Reygadas, Arturo Ripstein, Wim Wenders, Clint Eastwood.
¿Hacia dónde te agradaría impulsar tu escritura en procura de renovarla y desplegarla?
SM: Fantaseo con encontrar otra forma de lenguaje. (Oliverio Girondo en “En la masmédula” lo hizo: considero que se vuelve un callejón sin salida, se agota.) Intento —parafraseando a mi maestro— “decir las cosas más profundas con las palabras más sencillas”. Carlos Patiño [1934-2013] lo expresa en su poema “Para ganar el pan”: “el poeta es/ como un viejo minero solitario y muy terco/ que arrastrando su mula/ penetra cada día al socavón pico pala esperanza/ golpe a golpe a la piedra tras la eterna quimera/ e igual que los mineros/ son muy pocos los que dan con la dorada veta”.
¿Hay alguna teoría del cuento que te interese? ¿Te complace más leer cuentos o novelas?
SM: “Morfología del cuento” de Vladímir Propp, en su momento me subyugó. Lo leí en el único año en que cursé la Facultad. Cuando hice el taller con Pablo Pérez me resultó muy interesante la “Teoría del cuento” de Edgar Allan Poe. Es un conocimiento muy acotado el mío. Me ubico como lectora. Me complacen ambas alternativas. Actualmente leo cuentos: Guy de Maupassant me parece de una exquisitez encantadora, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Clarice Lispector, Ángeles Mastretta, “Las mil y una noches”. En cuanto a novelas prefiero las de García Márquez, Milan Kundera y José Saramago, entre otros.
¿Qué sucesos te enojan, te irritan? ¿Cuáles te despiertan algún grado de ira? ¿Qué situaciones te aburren, te empalagan, te saturan?
SM: La impunidad y la mentira me enfurecen. Pero ¿cómo combatirlas? Me irrita la falta de responsabilidad y de consideración hacia los demás. La cultura instalada de zafar de todo y tomarse las cosas a la ligera.
Me aburre y me satura la información que circula, generalmente, alrededor de un mismo episodio durante días y días, dejando de lado los muchos acontecimientos importantes. No puedo evitar que venga a mi memoria el cuento “Algo muy grave va a suceder en este pueblo” de García Márquez: una mujer, durante el desayuno, formula el comentario enunciado en el título a modo de presentimiento, y culmina cuando todos los habitantes del lugar, presos del terror que fue infundado y trasmitido desde la primera hora, incendian el pueblo y huyen despavoridos¿Qué me empalaga?: la mala poesía.
¿Con qué poetas te identificás? ¿Hay poetas de otras zonas lingüísticas que te motiven?
SM: No me siento particularmente identificada con ninguno. Creo que he tomado algo de algunos de los que te he nombrado como referentes. Los admiro, pero intento lograr eso tan extraordinario y placentero que es que alguien lea unos versos y pueda reconocerlos como míos. Ni hablar si, además, los recuerda. Me motivan los poetas franceses, desde los simbolistas y Guillaume Apollinaire en adelante, porque deshicieron los límites y rompieron los moldes.
Te apuntocon una pregunta que Santiago Espel se formula a sí mismo en su libro “Notas sobre poesía”: ¿En qué medida los poemas que escribís te permiten dialogar con tu época, y ser un exponente de ella?
SM:El poema es un diálogo con uno mismo —escribo para conocerme—; eleva al poeta de sus circunstancias inmediatas: “es el pensador dilatado, agrandado pero flotante; es decir, el soñador”. Ése es uno de sus deberes. Por eso, opino, que todavía leemos a Catulo —un latino del año 50 AC— o a los poetas chinos de la dinastía Tang, y los comprendemos como si fueran contemporáneos. De todos modos, la impronta de la época está en uno y no se puede eludir. Se traduce en algunos modismos o expresiones. No lo sé con certeza.
Susana Macció selecciona poemas de su “Captura” para acompañar esta entrevista:
GRIETA
Se cuartea
la pared
del olvido.
De su grieta
inocente
brotan vivas
las edades.
Clarividente
imperfección.
*
ÉXTASIS
En la trama del aire
olores sonidos sabores
enlazados
en la cabellera del río.
El éxtasis
se mantiene
inmóvil.
Blancas mariposas
me rodean.
PROCESIÓN
Callejón del paraíso.
El trote de las horas
cruza
por el filo de los ojos.
Incesante procesión.
SEDA
Arropada
en el regazo
del ayer.
Crisálida remota.
Seda tenaz
en la yema
de los dedos.
COFRE FAMILIAR
Pequeños remotos
desperdigados gestos
arropados y guardados
con la misma tibia pausa
conque la abuela
guardaba sus manteles.
VISITA
En el plano cerrado
de la oscuridad
mi abuelo se presenta.
Tenebrosa orbe
formas que el miedo plasma
en la virginidad del sueño.
Mi abuelo me cobija
de los terrores
de la niñez.
Te pueden interesar:
https://diario-nco.net/radio
https://facebook.com/diarionco