
Un nuevo hallazgo científico del CONICET reveló cómo dos componentes del cuerpo humano y animal podrían frenar el avance de infecciones respiratorias que afectan tanto a personas como a animales domésticos y de granja.
Por Florencia Belén Mogno
Una investigación publicada en una revista internacional descubrió que el calcio y la albúmina sérica tienen un efecto directo en el comportamiento de Bordetella bronchiseptica, una bacteria responsable de enfermedades como la rinitis atrófica en cerdos, la tos de las perreras en perros y afecciones respiratorias en humanos inmunosuprimidos.
Esta bacteria, relacionada con la que provoca la tos convulsa en bebés y niños pequeños, desarrolla estructuras llamadas biofilms para protegerse del sistema inmune y de los tratamientos. El descubrimiento de cómo ciertos componentes naturales del organismo interfieren en ese proceso abre una nueva puerta para mejorar las vacunas existentes y reducir la transmisión.
En ese aspecto, un equipo de investigación del CONICET, que trabaja en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular (IBBM, CONICET-UNLP), observó por primera vez cómo el calcio y la albúmina sérica actúan frente a las colonias de Bordetella bronchiseptica. Según el documento al que accedió Diario NCO, este hallazgo podría ser clave para diseñar nuevas formulaciones terapéuticas
Implicancias de la investigación
El equipo científico analizó el comportamiento de una molécula bacteriana llamada c-di-GMP, que cumple un rol central en la formación de biofilms, es decir, tapices celulares que permiten a la bacteria adherirse al tejido respiratorio y resistir el ataque del sistema inmune.
Estos biofilms funcionan como una especie de escudo biológico que dificulta la acción de medicamentos o defensas naturales del organismo. Lo novedoso fue que, al exponer las bacterias a concentraciones fisiológicas de calcio y albúmina, estas estructuras dejaron de formarse o comenzaron a desprenderse.
“Lo que encontramos es que dos componentes del espacio extracelular del hospedador, es decir del organismo infectado, actúan como una señal para esa molécula de la bacteria, que inmediatamente inhibe la formación del biofilm”, explicó Sabrina Mugni, primera autora del estudio e investigadora de la Universidad Nacional de La Plata, en el estudio difundido.
En los ensayos de laboratorio realizados por el equipo, las colonias bacterianas expuestas a estas dos sustancias redujeron su capacidad de formar biofilms en un 80 a 100 por ciento, aunque los tapices establecidos no se desarmaron por completo, el avance de las colonias se interrumpió, lo cual impidió el crecimiento local y la formación de nuevos focos infecciosos .
De todos modos, los investigadores señalaron que no está claro qué sucede con las bacterias que se desprenden de los biofilms: podrían trasladarse a otras zonas del cuerpo o transmitirse a otros individuos.
Detalles y análisis
El estudio representa un aporte valioso tanto para el conocimiento básico de los mecanismos de infección como para el desarrollo de herramientas terapéuticas más eficaces. En la actualidad, la vacuna contra Bordetella bronchiseptica se produce a partir de la bacteria entera, pero muerta.
En ese sentido, el reporte resaltó que el hecho de comprender cómo funciona la infección en sus diferentes etapas podría facilitar el diseño de vacunas más específicas, que incluyan solo algunas proteínas clave, con lo cual se minimizarían los efectos adversos y se aumentaría su eficacia.
En esa línea, los resultados obtenidos permiten pensar en una estrategia de inmunización más preventiva, que no solo impida el desarrollo de la enfermedad, sino también la circulación misma del patógeno.
Esto último es especialmente importante en el caso de animales de cría o en contextos donde conviven muchas mascotas, ya que son entornos propicios para la propagación de este tipo de infecciones.
La investigación también plantea nuevas preguntas sobre la dinámica de la infección y las posibles vías de transmisión. La capacidad de ciertas bacterias de formar estructuras complejas y de modificar su comportamiento frente a señales del entorno podría estar más extendida de lo que se pensaba.
De esta manera, este hallazgo no solo profundiza el conocimiento sobre un patógeno en particular, sino que puede abrir líneas de estudio aplicables a otros microorganismos con mecanismos similares.
Fuente fotografías: CONICET.
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