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Tiempo de Eucaliptos: Eucalytus

Tiempo de Eucaliptos: Eucalytus

Los eucaliptos o eucaliptas, Eucalyptus L’Hér. (del griego ευκάλυπτος eukályptos, que significa ‘bien cubierto’, refiriéndose a la semilla en su cápsula), es un género de árboles (y algunos arbustos) de la familia de las mirtáceas. Existen alrededor de setecientas especies, la mayoría oriundas de Australia y Nueva Guinea. En la actualidad, se encuentran distribuidos por gran parte del mundo y, debido a su rápido crecimiento, frecuentemente se emplean en plantaciones forestales para la industria papelera, maderera o para la obtención de productos químicos, además de su valor ornamental.

Por Oscar González
para diario NCO
Fotos: Horacio González

Talla y porte

Los eucaliptos son árboles y plantas medicinales perennes pirófitas, de porte recto. Pueden llegar a medir más de 60 m de altura, si bien se habla de ejemplares ya desaparecidos que han alcanzado los 150 m.2​ En algunos ejemplares la corteza exterior (ritidoma) es marrón clara con aspecto de piel y se desprende a tiras dejando manchas grises o parduscas sobre la corteza interior, más lisa.

Hojas

Las hojas jóvenes de los eucaliptos son sésiles, ovaladas, grisáceas y de forma falciforme. Estas se alargan y se tornan de un color verde azulado brillante de adultas; contienen un aceite esencial, de característico olor balsámico, que es un poderoso desinfectante natural.

Usos terapéuticos

El aceite esencial de las hojas de eucalipto es usado como descongestionante nasal y para combatir infecciones respiratorias. Se utiliza en forma de ungüento, en pastillas, caramelos inhalantes, infusiones, jarabes o en vaporizaciones. El aceite se usa de forma tópica como tratamiento para dolores musculares y de articulaciones, así como para tratar el herpes labial. También sirve como repelente de mosquitos natural.

https://es.wikipedia.org/wiki/Eucalyptus

El Eucalipto, árbol fundamental en el campo argentino

El eucalipto es un árbol originario de Australia que pertenece a la familia de las mirtáceas, alcanzando allí proporciones colosales. Hay 136 especies y fue descubierto por el botánico francés L’Heritier. Llevado a Francia, se difundió por Europa.

Fue introducido en la Argentina por Domingo F. Sarmiento, que hizo traer las semillas de ese continente. Su siembra tuvo tanto éxito que se generalizó su plantación. Las especies más difundidas fueron el Eucalyptus globulus, el E. viminalis y el E. rostrata.

La consigna de ese gran presidente era: “¡Planten árboles!”, y escribió en ese sentido: “La pampa, como la República, es tabla rasa: hay que escribir sobre ellas árboles” y “El eucalipto será el marido de la pampa”.

En la actualidad, la pampa cuenta con pequeños bosques y barreras de eucaliptos, algunos de hasta 80 años, de unos 50 metros de altura y un metro de diámetro basal como máximo.

La primera plantación se realizó en la estancia “San Juan, de Pereyra Iraola, en 1857, y luego en los campos de Guerrico y Vicente Casares. Entre 1870 y 1875 se efectuaron importantes plantaciones para sanear pantanos, para sombra y para adorno.

El doctor Joaquín Frenguelli encontró restos fósiles de eucaliptos cerca de la confluencia de los ríos Limay y Traful. A esa especie fósil la bautizó Eucalyptus patagonicus, lo que indica que existía en América en épocas prehistóricas y que desapareció.

Su talla habitual es dé 50 metros y su diámetro puede llegar hasta 1,50 metros. Contiene aceites utilizados en varias industrias. Se usa también en jardinería especialmente debido a su rápido crecimiento.

Puede vivir más de cien años. Además, es uno de los árboles que consumen menos agua, pero en caso de encharcamientos temporales, puede depurar las aguas residuales.

Las personas que invirtieron su dinero en eucaliptos vieron en este rápido crecimiento una promesa de prontos beneficios. La mayoría de ellas pensaban tener éxito con los pilotes y postes, pero ésta no era la máxima contribución que podían hacer los árboles.

La Administración de Bosques hizo que las plantaciones se concentraron en la zona del Gran Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires, Mendoza y Entre Ríos. Se tenía interés en los  tratamientos de conservación de los pilotes y postes de eucaliptos, y la conversión de los trozos de eucalipto en madera aserrada.

Sus principales beneficios resultan de su rápido crecimiento y esbeltez, dureza, elasticidad, fácil exfoliación y durabilidad del tronco, abundancia de esencia especialmente en las hojas y de resina como tanino y el kino (una especie de goma).

En los años de la infancia del autor se hervían las hojas pues se consideraba que su aroma era útil para la salud y aún hoy algunas personas la usan para ese fin. Las hojas usadas en tal sentido son las de forma redondeada.

La esencia de este árbol se obtiene por destilación de las hojas del E. glóbulos. Es un líquido fluido, de color amarillo pálido o casi incoloro y que tiene un olor alcanforado agradable. Con diversas técnicas se obtiene principalmente eucaliptol y cíneol. Se suele usar en medicina en las bronquitis crónicas y en las bronquiectasias, y antiguamente en la gangrena pulmonar y en el paludismo.

* Carlos Felice, abogado, político y dirigente sindical. Secretario General de la UTTA, blog personal. Publicado en diario LA NACION de Buenos Aires

Fotos: Eucaliptos en el otoño de La Matanza Horacio González

EUCALIPTOS

Importados como la pizza

y el fútbol,

se naturalizaron a fuerza

de despertar

con las primeras luces,

y acompañar

el cotorreo de las horas.

Erguidos y fraternos,

siembran a voleo

su aroma

y semillas.

Aguantan a pie firme,

temporales,

parásitos,

heladas,

granizos

o arteras moto sierras.

Con hojas verdes o azuladas,

blancas flores,

frutos marrones,

corteza variopinta,

se proyectan como un amado

film, en la memoria.

Emergen en goteadas

ventanillas.

Potrerean con mi infancia

al hombro.

Alientan con su vaho

en los inviernos.

Acompañan con su sabor

las embestidas.

Regresan en el monte

plantado por mi abuelo,

tan lejanos y próximos,

que por más

que lo intente,

no encuentro

la salida.

Oscar González

Del libro “Piedras movedizas”,  Buenos Aires, 2014

Aldo Bonzi, otoño de 2021

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