En marzo del año pasado cayó al foso del Teatro Mercedes Sosa, en Tucumán, mientras brindaba un show.
Estaba internado en la clínica de rehabilitación Alcla. Tenía 71 años.
Una de las voces que brilló en la cultura popular argentina en los años 80 y 90, que acuñó éxitos indelebles, que hasta fueron canciones de cancha, se apagó finalmente luego de una extensa pelea por recuperar la conciencia tras la caída en un concierto y un desenlace que pudo evitarse.
El hecho en cuestión sucedió el 11 de marzo de 2019, cuando se prestaba a cantar el tema “Te llamo para despedirme”, que irónicamente sería el último tema que interpretara, frente a una sala llena y lo peor ocurrió: cayó en un foso de tres metros de profundidad que no contaba con medidas de seguridad o señalización mínima.
Después del episodio, fue llevado de urgencia a una clínica tucumana donde se constató que tenía múltiples contusiones, hematomas cerebrales, hemorragias, un edema cerebral y varias fracturas de cabeza, tórax y omoplato. Su situación era crítica.
Sin embargo, con los días mostró leves mejorías como la posibilidad de responder frente a ciertos estímulos o abrir los ojos, aunque sin recuperar la conciencia. Cuando estuvo medianamente estabilizado fue trasladado a la clínica Alcla de Palermo donde continuó con su tratamiento.
Batallador incansable, no había sido la primera vez que su vida corrió serio peligro. En 2007 tuvo un ataque a que hacía en el hermano país de Paraguay, donde profesionales de la salud indicaron que llegó a estar 17 minutos sin signos vitales.
Te quiero tanto, Vive, La vida vale la pena, fueron algunas de sus canciones más renombradas. Un enamorado de la vida que tuvo un final no acorde a su pensamiento. A pesar de ello, quedará el arte de un músico inolvidable que ya es parte de la cultura popular argentina.
