
Patricia “La Chola” Pérez junto a su familia y vecinos de la zona, todos los días cocina cerca de 90 viandas para que sus vecinos de Isidro Casanova no se vayan a dormir con el estómago vacío.
Si sobran, salen a entregarlas a la gente que duerme en la calle. “Alguna vez la pasamos mal, sabemos lo que eso significa y por eso queremos devolver algo” confesó la mentora de esa iniciativa.
Todas las noches, a las 20.30, los vecinos de Isidro Casanova esperan en la puerta de la vivienda de Salado 968, entre Bedoya y Edison, para recibir su ración. “Sabemos que hay gente que tiene trabajo pero, por la pandemia, en estos momentos no está trabajando. Y hay otras personas que viven de la changa y como no puede salir, no puede llevar un plato de comida a su casa”, contó Patricia.
Hoy por ti, mañana por mí…
Aunque parezca una paradoja, en los barrios más humildes es donde la solidaridad social aparece en su real dimensión. Y en este caso, Patricia y su esposo Leandro, le están dejando a Romeo, el hijo de 5 años, un ejemplo a seguir. Es que los hábitos de los mayores, en un intento de parecerse a sus padres, son imitados por los niños, y sin querer queriendo, lo están invitando desde la infancia a ser solidario.
“Toda la comida que nos queda la vamos repartiendo entre las personas que viven en la calle”, puntualizó “La Chola” Pérez, ex boxeadora amateur y ex trabajadora del Hospital del Niño de San Justo, formada socialmente en un comedor comunitario. “En general preparamos comidas que rindan, como guisos, sopa, fideos o arroz”, agrega entusiasmada.
“Nos dimos cuenta de que la situación estaba muy mal y, si bien no nos sobra dinero, tratamos de colaborar de alguna forma para que los vecinos que no tienen nada, no se vayan a acostar con el estómago vacío”, insiste la vecina de Isidro Casanova que, junto a sus familiares, cocinan y distribuyen cada noche raciones de comida para más de cien personas.
A la hora señalada…
Los vecinos se acercan puntualmente a las 20.30 y previa entrega de un número, hacen la cola respetando el distanciamiento social. Lo que comenzó como una iniciativa familiar, se convirtió rápidamente en un trabajo solidario incansable. “Toda la comida la compramos nosotros. Ahora estamos repartiendo 90 raciones por día y no nos alcanza”, asevera la joven.
Luego afirma que “lo que preparamos todos los días es el mismo menú que comemos nosotros. Día a día nos rompernos la cabeza para ver cómo podemos conseguir mercadería para cocinar. Vienen familias numerosas, compuestas por 8 o 9 personas. Antes por ahí con tres kilos de arroz llenábamos una olla, pero ahora estamos necesitando cada jornada casi 12 kilos”.
Y en esa misma dirección indica que “en estos momentos estamos pidiendo colaboración para poder comprar más mercadería” y al no recibir hasta el momento ayuda del estado municipal, también buscan apoyo de algunos comerciantes del barrio y en general “hemos encontrado algunos socios anónimos que se acercan para colaborar”, indicó.
También hacen reparto
La familia Pérez es consciente de los riesgos que implica el trabajo que realizan: “Sabemos bien que hay que tomar recaudos. Tenemos direcciones designadas dentro del barrio y tratamos de movernos solo en esos circuitos. Tardamos apenas media hora en repartir la comida. A las familias que están aisladas, tratamos de dejarles las raciones en el pilar de la entrada”.
Además aclaró que como sugieren, “trabajamos con barbijos y guantes que nos donaron” y que “estamos muy agradecidos a todos los vecinos que se acercan a colaborar para poder ayudar a ayudar. No nos sobra nada, solo nos anima las ganas de salir de esta y la idea es que salgamos todos juntos. No queremos reconocimiento. Solo aspiramos a que cada persona que le toca venir a la noche por comida, pueda llevar un plato digno a su mesa”
Para quienes quieran cooperar para que esta noble iniciativa pueda tener continuidad hasta el fin de la cuarentena, se pueden comunicar con Patricia a través de su página de Facebook “La Chola Pérez” o por celular mandando un mensaje de WhatsApp al 11-5598-8121.