
Faltaban cinco minutos para que finalizara el partido, su equipo perdía 3 a 1.
Era el día de su debut. Al ingresar reemplazando al arquero, recibió la cinta de capitán y el aplauso cerrado de todos los presentes. Atajó un penal y pateó otro
“Giuli”, como le dice su familia, cumplió su sueño y tener Síndrome de Down no fue un impedimento. Fue convocado por la Selección Argentina y es una posibilidad que el año próximo viaje a Turquía.
Giuliano ingresó al club Sansinena después de la muerte de su papá Hugo, hace cinco años. “Un día enfermó y en veinte días se fue era muy pegado, con quien miraba fútbol, quien lo llevaba y lo traía a todas partes, no sabía decirnos lo que le pasaba y temíamos que hiciera un retroceso”, comentó Melina, una de sus tres hermanas.
Aquel día Sansinena perdía 3 a 1 con La Armonía y el partido se detiene para realizar un cambio, sale el arquero Santiago Álvarez que abraza y entrega la cinta de capitán a Giuliano Pambianco quien, en su debut, emocionó a todos los presentes en el estadio del pueblo Gral. Cerri.
No solo atajó el penal, también acortó la diferencia cuando pateó desde el punto penal en el arco contrario. Su familia, sus amigos, sus vecinos presentes en las gradas del Luis Molina celebraban el momento, sus compañeros y rivales en el campo lo aplaudían por igual.
“Fueron sus cinco minutos de gloria, como familia de un chico especial fue muy emocionante ver cumplir su sueño, lo que hicieron con mi hermano fue maravilloso”, dijo Melina y destacó el respeto que mostraron los equipos ante la decisión de su ingreso en el partido teniendo en cuenta que “estamos en una sociedad acostumbrada a insultar con los defectos del otro”.
Hacía cuatro años que entrenaba sin faltar, se sacaba las fotos con el equipo cada partido, pero no jugaba, estaba en el banco. Fue una gran alegría para todos, para él una gran sorpresa cuando ese sábado le avisaron que iba a jugar. Melina recordó: “La emoción que tenía no le entraba en el cuerpo, y todos lo vivieron con una alegría que se notaba era de corazón, fue muy emocionante”.
Fue Gonzalo Medrano, compañero de trabajo del papá, quien les propuso llevarlo al club. Él fue el jugador que más veces vistió la camiseta del Sansinena en partidos oficiales del club, y así fue como Giuliano comenzó a salir de la casa, a entrenar y tuvo la posibilidad de demostrar de lo que es capaz. “Hay un millón de Giulianos, sabemos de qué son capaces. Es la sociedad quien tiene que darles la oportunidad. Hay mucha inclusión, pero falta bastante”, destaca Melina.
Gonzalo Medrano no solo es su amigo, también es el delegado municipal de General Cerri, un pueblo a 15 kilómetros de la ciudad de Bahía Blanca donde trabaja Giuliano y lo que sucedió en aquel partido de fútbol de la Liga del Sur motivó al intendente municipal Héctor Gay, porque también obtuvo el segundo premio en un certamen de folklore con su Agrupación Folklórica “Ramel Mulelu”.
Néstor Cañuqueo, del área de prensa del Sansinea, comentó que “para el club fue poner los pies sobre la tierra en el tema de la inclusión. Más allá de lo competitivo y ganar puntos, nos detuvimos en el lado social, que es parar la pelota y darle una oportunidad. Fue consensuado con el cuerpo técnico, la dirigencia, el equipo rival y los árbitros darle esos cinco minutos de felicidad, de alegría plena”.
Desde el club consideran que el mensaje que deja esta experiencia con Giuliano “va dirigido también a quienes no tienen ninguna discapacidad, a no bajar los brazos, a pelear por sus sueños, en alcanzar sus metas y sus objetivos, ojalá que cada familia con un hijo con cualquier discapacidad encuentren en sus municipios lugares donde se les brinde ese espacio, que abran las puertas”.
Giuliano llegó al club con ese sueño de poder jugar y demostrar lo trabajado durante los entrenamientos. Para la familia fue “algo tan simple como jugar cinco minutos en la cancha del pueblo. Para él fue muy importante, desde Sansinena -concluyó Cañuqueo- que “fue muy bienvenido, no costaba mucho poder hacer un poquito para darle esa felicidad, cumplió una meta, un objetivo como cualquier persona y para todos fue un día inolvidable”.
El 25 de de noviembre fue convocado a una preselección para integrar la Selección Argentina de Síndrome de Down. Si queda el próximo año viaja a Turquía. Estará concentrado en Florentino Ameghino durante tres días. Guliano está feliz. Su familia agradecida por la oportunidad. El club fue el puente entre los sueños y hacerlos realidad. Aunque suene redundante, vale repetirlo: cuando el fútbol incluye, eso sí es un gol de media cancha.