
Este martes 26 se realizó un conversatorio sobre salud masculina en el Hospital Materno Infantil Teresa Germani de la localidad de Laferrere.
La misma estuvo articulada entre el Programa de Salud Sexual y Reproductiva de la Secretaría de Salud de La Matanza y el Colectivo Masculinidades Al Sur.
Jornada de Reflexión sobre Salud Masculina en Laferrere
Bajo el título “Hombres y Cuidados, Reflexiones sobre salud masculina” se dispuso de esta charla que contó con la presencia del Licenciado Hugo Huberman, coordinador de la campaña Lazo Blanco Argentina-Uruguay, Psicólogo Social y especialista en masculinidades. En la misma se habló sobre la importancia de modificar patrones de conducta aprendidos social y culturalmente, y los cuales producen daño y perpetúan las violencias y desigualdades. Ser varón y tener que responder a mandatos establecidos como ser “el más macho”; “ser el proveedor, el protector y el sexualmente siempre dispuesto” fueron algunos de los ejes por los que pasó esta jornada en donde estuvieron presentes una amplia variedad de subjetividades.
Desde enfermeras y médicos, hasta docentes, estudiantes de profesorados, empleadxs que se acercaron para reflexionar y repensar el rol del varón, su afectividad y el lugar que la sociedad le propone aún a consecuencia de sufrimientos y angustias. Hugo Huberman, quien trabaja hace más de 25 años en grupalidades para transformar estas conductas aprendidas socialmente, dio detalles de cómo desde pequeños los hombres se ven obligados a cumplir mandatos hacia la cofradía de sus pares. Desde “el piropo” (que se hace para validarse entre pares); el beber alcohol y hasta el descuido de su salud porque tiene que rendir el máximo esperado para cumplir con el mandato de proveedor. Eso da cuenta de un deterioro en la salud de los varones y un crecimiento de la angustia y el enojo. Enojo y angustia que el hombre descarga sobre la mujer. Imposibilitado de expresar sus emociones se aliena de tal modo que debe dañar o dañarse. Huberman dio cuenta de datos estadísticos en donde en consultorios externos, de 10 consultas 2 corresponden a hombres y en guardia o emergencias, el dato de da vuelta siendo de 8 hombres y dos mujeres y en donde muchas veces esas mujeres entran a emergencia por violencia ejercida por varones.
Y de esos poquísimos casos donde el varón asiste a la atención es salud “es llevado de la oreja por su esposa o su hija” dijo el especialista. Una profesional de la salud que estaba presente profundizó esa afirmación al contar “es más, se le pregunta por qué vino y no sabe, nos dice que lo trajeron”. Esa falta de afectividad y cuidado genera un caldo de cultivo para todas las violencias vividas hacia las mujeres, hacia las niñeces y hacia todo lo que no representa la masculinidad hegemónica que se le es impuesta a quien nace dentro de los parámetros de lo que se educa como varón. Parámetros y mandatos que muchos varones no llegan a cumplir casi nunca. De hecho, en palabras de Hugo Huberman, hay un gran sufrimiento por parte de los varones al no poder cumplir con esos mandatos, pero como no son educados en la afectividad, se tornan violentos. Son víctimas, en diferentes grados y medidas que las mujeres, también del sistema patriarcal que moldea patrones de conducta y roles preestablecidos.
El mercado sexual y la explotación de los cuerpos (y de los deseos)
En cuanto al mandato de la sexualidad, Huberman dio cuenta de cómo el crecimiento económico del viagra como “solución” al problema de la erección demuestra que la única sexualidad que importa en el varón es la de penetrar y seguir erguido. “No se piensa una sexualidad integral del varón por fuera de esta mirada”. “Los varones desconocemos las zonas erógenas de nuestro cuerpo, directamente no conocemos nuestro cuerpo” afirmó. En relación a esto también contó sobre la explotación sexual y el consumo por parte de los varones de la prostitución, donde en entrevistas pudo demostrarles, a los propios varones, que lo único que se profundiza es la violencia, la desigualdad y el ejercicio del poder patriarcal del varón sobre el cuerpo de la mujer.
La jornada se desarrolló con una charla en donde se fueron exponiendo pareceres, datos de trabajos de Hugo Huberman, pareceres y experiencias de quienes asistieron al conversatorio y también se llevaron adelante algunas dinámicas grupales que permitieron observar cómo se constituye la masculinidad y sus mandatos en los cuerpos de los varones. Desde dar un abrazo, algo tan simple en donde pocas veces se observa que el varón debe palmar la espalda de quien abraza a modo de mostrar(se) fuerte. O con la mirada y el mirar a otra persona o dejarse mirar, sin prejuicios. Desde lo lúdico muchas veces se puede ver la trama invisible que sujeta nuestras prácticas cotidianas y que no las problematizamos. Por lo tanto, se sostienen y perpetúan en el tiempo aun cuando nos genera incomodidad, angustia y nos preguntamos qué nos pasa o por qué nos sucede lo que nos sucede.
Al finalizar Gabriela Pagliano, coordinadora del Programa de Salud Sexual y Reproductiva, agradeció a todas las personas que asistieron, a Hugo Huberman en particular y se fueron planteando ejes y desafíos para pensar el rol del varón dentro del sistema de salud. Tanto en el autocuidado de su cuerpo como también en el cuidado de otras subjetividades. Queda mucho por hacer y el desafío es grande. Como lo dijo Huberman, “hay pocos espacios y pocas personas, pero hay que hacerlo, de lo contrario estamos en el horno”, haciendo referencia a un espacio que lanzó hace poco tiempo en la Ciudad de Buenos Aires llamado “Masculinidades en el Horno”.
Para no estar al horno y no darse por vencido se piensa continuar con otros espacios y otras recorridas para llevar el debate a la mayor cantidad de espacios posibles. Ese es uno de los desafíos para el próximo año de Masculinidades Al Sur, grupo que intenta repensar los mandatos masculinos y repensar otras masculinidades. Diversas, inclusivas y disidentes ante el hombre macho que propuso por décadas la industria publicitaria, el mundo laboral y familiar que de niños ejercen presión en las subjetividades de quienes nacen en el supuesto rol de ser varón.
Fuente: Masculinidades al Sur
(Facebook: Masculinidades Al Sur)