En una nueva columna sobre educación física, Franco Cáceres detalló los beneficios que proveen los ejercicios de resistencia en las personas haciendo foco en los distintos grupos y métodos utilizados en esta instancia del entrenamiento.
Desde un tiempo a esta parte la educación física ha sido uno de los pilares más importantes en las sociedades porque cada vez más personas intentan tener una vida ligada bajo esos conceptos y la profundización del análisis de Franco Cáceres no hace más que echar luz sobre un tema del que se conoce poco, pero que debería tener una mayor preponderancia.
En una nueva emisión de Haciendo Radio, producción del Diario NCO (lunes, miércoles y viernes de 13 a 15 por la AM 850, el columnista reveló que “existen dos tipos de resistencia: la aeróbica y la anaeróbica. En la primera hay presencia de oxígeno y en la otra no hay reacción química en torno al oxígeno”.
“Están asociados a lo aeróbico los ejercicios de mayor duración y menor intensidad y podemos asociar a lo anaeróbico a trabajos de menor duración y mayor intensidad. Las carreras de 400 ó 100 son los ejemplos más claros de lo anaeróbico”, agregó Cáceres.
En sintonía, se puede complementar que deportes como la maratón o carreras de natación en aguas abiertas son el ejemplo claro de la instancia aeróbica en contraste con los puntos ya mencionados de los trabajos de menor tiempo, pero mayor intensidad.
La utilización del ATP
Sobre la especificidad de lo que sucede en nuestro cuerpo cuando se entrena la resistencia, Cáceres puntualizó: “Cuando uno hace un movimiento, cuando genera contracciones musculares lo hace gracias a una molécula que se llama ATP. Si hago una serie de movimientos el ATP se gasta y de alguna forma lo tengo que reponer”.
A su vez, brindando más detalles sobre cómo trabaja esta cuestión, remarcó que “esa reposición se hace a través de los sistemas energéticos que hacen reacciones químicas que van a volver a crear moléculas de ATP para seguir haciendo contracciones musculares”.
Grupos oxidativos y no oxidativos
Glucosa, grasas y proteínas son utilizados cuando uno se ejercita, pero Cáceres añadió: “En los oxidativos tenemos los grupos glucolíticos, que utilizan glucosa, los lipolíticos, que usan como sustrato energético las grasas, y los grupos proteinolíticos que usa como sustrato las proteínas”.
“El último no sería saludable porque nuestros músculos están compuestos de proteínas y esto haría que yo pierda masa muscular, pierda fuerza y otras consecuencias negativas”, complementó el columnista.
Conjuntamente, delineó los puntos positivos en la utilización de la grasa y planteó que “el negocio de todo está en tratar de utilizar ejercicios donde predomine el uso de las grasas, el lipolítico. A partir de ello va a mejorar nuestro sistema cardiovascular y respiratorio y va a haber mejoras a nivel hormonal y enzimático”.
Método continuo versus el fraccionado
Menos es más. Mayor intensidad en los ejercicios. Una pauta nueva muy clara y sobre la que el columnista indicó: “La gente usualmente puede salir a caminar o trotar durante 40 minutos y lo hace de manera continuada, pero el mismo ejercicio de 30 minutos se puede fraccionar en tres series de diez minutos y surtir otros efectos”.
“También tenemos para desarrollar la resistencia, el trabajo intervalado que son trabajos más cortos, pero se utilizan más que nada para todo lo que es mejorar la resistencia en el deporte”, aclaró Cáceres.
Sentando posición al respecto, el especialista se decidió y evidenció que “el método intermitente es el que está más en auge. Con el tiempo se reveló que es muy beneficioso para las personas fitness, que por salud o por estética lo hacen. Se comprobó que en las pausas hay un gran aporte del sistema oxidativo lipolítico”.
Por último, sumó una variante más su análisis y concluyó: “Si alterno ejercicios con pausas de no más de 30 segundos me da más beneficios que salir a pedalear o caminar durante una hora. Hay muchas variantes que son beneficiosas”.
