
Con el relato de una mujer que presenció el secuestro de su prima en diciembre de 1977, el testimonio de la hija de un desaparecido en septiembre de ese año cuya identidad fue robada por uno de los represores que lo secuestró y el aporte de una simpatizante del PC de Lanús que estuvo 6 días en la Brigada a fines del ’77, continuó el debate por uno de los CCD más grandes del conurbano oeste en dictadura.
Como si la situación de la desaparición forzada de su padre no fuera suficiente, Andrea contó que hace unos 20 años fueron con su madre a realizar unos trámites al IPS y en paralelo a buscar la causa de su padre. Entonces supieron que la persona apodada “Petiso”, que había participado del operativo en su casa, había usurpado la identidad de su padre para cometer ilícitos: había sacado una cuenta corriente en el Citybank y realizaba estafas con cheques sin fondo.
Según Andrea, esa persona “realizó una traición tras otra a la familia”. Agregó que estos dos personajes visitaban a su padre por lo menos desde 2 o 3 años antes del secuestro, cuando la familia vivía en Barrio UTA de San Martín. La testigo describió al “Petiso” como una persona baja de unos 35 años y al “Colorado” como rubio y buen mozo.
Al momento de mirar el álbum de represores de San Justo reconoció al “Petiso como Jorge Beiruti y al “Colorado” como Roberto Suárez. Además señaló a dos agentes de la Brigada imputados en este debate, Héctor Horacio Carrera y Raúl Carballo, como participantes del operativo en que secuestraron a su padre.
Para finalizar Andrea pidió justicia verdadera por su padre y los 30 mil desaparecidos y exigió “que los que hicieron esto paguen por las atrocidades que cometieron”. Dijo que hoy conoce la Brigada de San Justo, y que había pasado muchas veces por allí y “nunca imaginé que fuera un lugar terrible de tormentos y atrocidades”.
Norma Beatriz Martínez dijo lo suyo
El último testimonio de la jornada fue el de Norma Beatriz Martínez, esposa de Eduardo Nieves, secuestrados el 29 de diciembre del ’77 del domicilio de Jorge Farsa y Ana Ehgartner en Lanús.
La sobreviviente relató que aquella noche estaban en la casa las dos mujeres y Nieves con sus hijos preparando la cena y esperando a Farsa, cuando cayó un operativo de hombres armados que los puso contra la pared y revisaron toda la casa. Entonces se quedaron esperando a que llegara Farsa, lo que ocurrió uno hora después.
Al llegar el esposo de Ehgartner los llevan a todos vendados hacia dos coches y dejaron a los hijos de ambas parejas con unos vecinos. Tras un viaje bastante largo llegaron a un lugar donde los subieron a un primer piso y los sentaron en unas sillas. Luego los depositaron en una celda a ella con su marido, Ehgartner y otro muchacho cuyo nombre no recuerda, mientras Farsa fue puesto en otra celda aparte.
Allí estuvieron cuatro días con los brazos encadenados a la pared y a merced de la patota. La testigo dijo que primero sufrieron tortura psicológica, cuando los ubicaron boca arriba en el piso mientras los amenazaban y caminaban alrededor con borceguíes. En esa circunstancia Ana Ehgartner fue quemada en el cuerpo con cigarrillos.
El último día los llevaron a una sala donde los desnudaron y a ella la ubicaron en un colchón húmedo donde le aplicaron picana eléctrica mientras la tapaban con una almohada en la boca. Allí le preguntaron por su militancia en el partido y por el nombre de una persona que ella desconocía. El procedimiento se repitió tres veces. Luego la devolvieron a la celda.
Secuelas de por vida
Norma Martínez aclaró que si bien ella y su marido estaban afiliados al PC, sólo acompañaba y no tenía un gran desarrollo militante. Por la reconstrucción que hizo posteriormente, supo que cuando Aníbal Ces, a quien conocían por la militancia en el partido, había sido liberado de la Brigada de San Justo, fue a la casa de Farsa y atrás de él llegó el operativo en donde las dos parejas fueron secuestradas.
Sobre el momento de la liberación, la testigo dijo que se produjo tras seis días en el lugar de cautiverio: primero la soltaron a ella junto a Ehgartner y el muchacho que estaba desde el inicio en la misma celda, que según testimonio de Ehgartner y del propio Jorge Garra se trataba de Oscar, hermano de Jorge.
Los llevaron a una sala, les dieron de comer, ya que hacía cuatro días que no ingerían alimentos, y los llevaron en auto hasta Valentín Alsina. Farsa y Nieves estuvieron unos días más desaparecidos, hasta que fueron liberados el 10 de enero de 1978.
Martínez dijo que entre los trastornos que sufrió producto de su secuestro y torturas durante 2 años escuchaba sirenas en su cabeza. Agregó que se enteró donde estuvo detenida por las averiguaciones que realizaron su esposo y Farsa, ya que habló con su pareja en aquellos años, pero nunca más volvió a tocar el tema.
Fuente: https://juiciobrigadadesanjusto.blogspot.com.ar/