
En un contexto de crisis, surgió la cooperativa “Manas”, un grupo de mujeres que combina en un espacio el trabajo y la compañía.
Ante la situación económica, social y política que se vive, decidieron romper con los estereotipos del mercado laboral y dedicarse a la albañilería como otra alternativa a sus respectivos trabajos. Diario NCO habló en exclusivo con una de sus fundadoras, Mariel Rosciano.
Rosciano es actriz, productora, militante feminista y abolicionista. Trabaja con mujeres en situación de prostitución y desde hace ocho años que produce obras de teatro que abordan la trata y el proxenetismo. La mujer, vive en Villa del Parque, un barrio que -según ella- “tiene un foco de prostitución pero oculto”.
Surgimiento de MANAS
Un día decidió acercarse a la esquina a hablar con las mujeres que trabajaban en esa zona, les planteó la idea de salir de esa situación y la respuesta fue positiva aunque guardaban un poco de temor. “¿Quién nos va a tomar después de ejercer tantos años la prostitución?”, era una de las incógnitas que tomaban fuerza entre las charlas de ellas.
“En ese momento, yo tenía una deuda grande y decidí pagarla pintándole la casa con una amiga al deudor. Ahí es donde le planteo a mi compañera que esa era la salida: la albañilería. Al final siempre nos dan cursos de maquillaje o manicura y de esto no. Así que lo empiezo a plantear en la esquina con las chicas y se coparon, empezamos a pensar e imaginar cómo sería la cooperativa y a buscar un cliente”, declaró Rosciano en diálogo exclusivo con Diario NCO.
El primer cliente de la cooperativa llegó a tiempo: el compañero de la fundadora tenía que hacer un trabajo en su propiedad y le pidió al contratista que quería que pintaran las chicas de Manas. A partir de ese trabajo comenzaron a volar y desde entonces no tienen techo. Cada vez son más los trabajos que se presentan y el apoyo que reciben.
En el mismo sentido, Rosciano detalló que no todas las mujeres de la cooperativa están en situación de prostitución, sino que además hay jefas de familias que se encuentran en emergencia laboral, son mujeres que sobreviven gracias a las changas que hacen.
“La idea es que la cooperativa sea una fuente de laburo pero también un espacio de reunión para mujeres que puedan conversar de lo que está pasando y poder aprender cosas que no sabemos para mejorar las propias viviendas porque a la mayoría de las jefas de hogar nos preocupa cómo tenemos la vivienda, cómo las mantenemos. La idea es trabajar para poner lindas otras casas, pero también las nuestras”, reveló.
Diario NCO: ¿Cuando empezaste con el proyecto alguna vez tuviste miedo de haber tomado esta decisión?
M.R: “No sé si la palabra es miedo, pero lo que sí siento es responsabilidad. Siento que esto hay que sostenerlo en el tiempo para que las chicas no vuelvan a la esquina o que vuelvan a vivir de changas y llegar ajustadas a fin de mes. Cuando vos mostrás una salida distinta y se empieza a generar un cambio, luego retroceder es un shock emocional muy fuerte, mi responsabilidad es conseguir una obra tras otra”.
Ahondando en el tema, Rosciano contó que hay situaciones en la que siente que este es el camino correcto para que ninguna mujer vuelva a su situación anterior. “Que haya un buen clima de laburo y que ellas estén conformes con el resultado, me hace confiar en la decisión que tomé de ponerme esto en la espalda, pero no dejo de tener temor de no poder sostenerlo y que tenga que hacerme cargo del shock emocional”.
La revolución en el mercado profesional
En una sociedad atravesada por un sistema que encasilla a cada profesión en un género, luchar con los estereotipos es una de las batallas que tuvo -y probablemente va a tener que seguir enfrentando al menos por un tiempo- “Manas”.
“Este trabajo es de hombres”, “Todos los hombres nacen sabiendo algo de albañilería”, eran algunas de las frases con las que lidiaban a menudo. De hecho, Rosciano afirmó que en un principio nadie confiaba en ellas. “Cuando empezamos con esto sabía que la íbamos a luchar en dulce de leche”, atestiguó.
“Son trabajos estereotipados, es como cuando apareció la primera mujer tachera o arriba de un bondi. Estamos tan acostumbrados a que sean trabajos que hace un varón. Incluso, una vez pintamos una casa a la que entramos gracias a una ayuda porque el contratista no nos tenía fe”, confesó Rosciano.
El Estado y las mujeres en emergencia laboral
La fundadora de “Manas”, expresó que el Estado no da soporte para que cada persona pueda llegar a fin de mes y que es culpable de que haya mujeres paradas en la esquina o en situación de emergencia como lo está Rosa -integrante de la cooperativa- que tiene que pagarle los medicamentos a su hijo porque el Estado le retrasa el carnet de discapacidad.
“El Estado es responsable y si no se hace cargo, quienes militamos de alguna manera tenemos la necesidad de buscar una salida y ayudar. Mi temor pasa por eso, por cómo sostener esto a lo largo del tiempo y que ninguna piba tenga que volver a la calle o a vivir de changas”, reafirmó.
Organización de MANAS
Diario NCO: ¿Y cómo es la organización de la cooperativa desde el momento en que las contratan hasta que van a la obra?
M.R: “Por ahora, Maru Reinoso -la otra fundadora- y yo nos hacemos cargo del organigrama porque trabajamos de productoras y sabemos lo que es organizar tareas. Hoy tenemos una obra muy grande, que es la de Florencia Feijo, entonces nos organizamos en días y tareas porque la idea es que todas puedan tener entre dos o tres jornadas para que les sirva económicamente.
Hay chicas que solo quieren pintar porque ponen la mente en blanco y no tienen ganas de lidiar con un cliente, ya lo hicieron durante mucho tiempo. Ellas disfrutan mucho del proceso, de agarrar una casa y ver el resultado: una casa linda, arreglada. Están muy conformes”.
A modo de cierre, Rosciano reveló: “Tal vez yo no hubiese confiado tanto en el proyecto si no aparecían estas mujeres, fue mutuo. Estamos contentas con todo lo que está sucediendo, nos juntamos las personas que nos teníamos que juntar para poder armar una pequeña revolución”.