
El merendero tiene el objetivo de brindar contención, protección y alegría a niños, adolescentes y a personas mayores que se encuentran en situación de calle o que fueron abandonados por sus familias.
El proyecto comenzó hace un año aproximadamente a principios del 2018, cuando María Serrano de 25 años, dueña y creadora del merendero, se mudó a Moreno con su pareja y sus tres hijos y consiguió un terrero ubicado en el barrio Rififi, cerca de Cascallares. Al poco tiempo, transformó su casa en un merendero llamado “Esperanza” y decidió abrirles las puertas de su hogar a más de cuarenta chicos con diferentes necesidades.
“Se hace tres veces por semana y hay veces que vienen cien chicos, otras cincuenta o cuarenta chicos. Hay mucha necesidad acá en Moreno. Ahora vinieron muchos de otros merenderos a ayudarnos pero anteriormente no, mi hermana no recibía ningún tipo de donación de nadie”, sostuvo Noelia Serrano, hermana de María, en diálogo con Diario NCO.
Es pertinente destacar que en la organización asisten a niños y niñas de distintas edades y a personas mayores. Asimismo, no solo brindan meriendas sino que también ofrecen un espacio para recrearse, jugar, pasar las fiestas y principalmente para dar afecto paternal, puesto que en muchos casos, se trata de menores con delicadas situaciones familiares.
“Mi hermana los hace pintar, dibujar, realizar muñecas con telas, con lo que ella puede juntar, hace que los chicos tengan sus juegos didácticos”, detalló la hermana de María.
“Esperanza” es una organización sin fines de lucro que no cuenta con ningún tipo de subsidio municipal y que se mantiene solo con la ayuda de Noelia, tres mamás de los nenes que asisten al merendero, María y su esposo.
“Mi marido trabajaba en una fábrica de galletitas y lo que le regalaban lo destinábamos al merendero. Nosotros, de la mercadería, le traíamos leche que nos daban en Morón. Yo vivo allí y hace meses que me dan ocho leches. Me dejo una y el resto se la doy a mi hermana. Todo es a pulmón de parte de suya y de mi mamá, que siempre estuvo con ella”, expresó Noelia.
La casa cuenta con un terreno amplio donde María tiene su vivienda y atrás hay un quinchito de cuatro palos y un techo muy precario que conforman el merendero.
Serrano agregó que las necesidades son completas: hacen falta camas, colchones, ropa, comida, heladeras, cables para la electricidad, entre otras cosas.
“Mi hermana hizo cinco veces el merendero y las cinco veces se derrumbo. Acá las tormentas en Moreno son muy fuertes”, detalló.
El espacio es muy precario y con una gran cantidad de necesidades. La vía de comunicación más importante que tiene la organización es una página de Facebook como “Merendero Esperanza” donde publican videos y fotos sobre la situación actual en la que se encuentra el merendero.
Además, cuentan con un número de teléfono (011-3501-2071) para aquellas personas que estén interesadas en contactarse y realizar donaciones.
María y Noelia Serrano son dos personas que tienen como objetivo mejorar al menos un poco la dura realidad que les toca vivir a los niños.
El merendero surgió en medio de un contexto de gran vulnerabilidad y de innumerables carencias, lo que demuestra que con gran voluntad, amor y compromiso se pueden hacer muchas cosas.
“Para las fiestas, en Navidad se repartió pan dulce, se hizo una cena con ‘Papa Noel’, bolsitas que le donó mi mamá…poquitas cosas pero que a los chicos los hace feliz”, expresó Noelia.
Cada vez son más los chicos que asisten a merenderos y comedores en el interior de la Provincia. La crisis económica que se refleja a partir de la disparada del dólar y de su impacto en los precios tiene su correlato en la situación social, que también da señales de alerta.
Las imágenes de merenderos y comedores llenos se hacen nuevamente habituales en el Conurbano bonaerense.