Número de edición 8481
La Matanza

Isidro Casanova: un Día del Niño solidario

Isidro Casanova: un día del niño solidario.

El comedor Las Manos Solidarias de La Matanza invitó a niños de todo el barrio para que festejen su día en el Barrio Atalaya. Bandas, motociclistas y veteranos de Malvinas se hicieron presentes junto a los voluntarios para que los chicos festejen todo su día.

El sábado 25 de agosto se realizó el “Gran Festejo por el Día del Niño” organizado por el comedor Las Manos Solidarias de La Matanza, de Isidro Casanova. El festival tuvo lugar en el Barrio Atalaya de Isidro Casanova y contó con la presencia de más de 300 chicos junto a sus familias, colaboradores y animadores que hicieron de esa fecha inolvidable para todos los presentes.

Este evento lleva mucha anticipación por parte de los voluntarios, que cada año aportan su granito de arena para hacer del día del niño una tarde inolvidable para los chicos del merendero y el barrio. La Licenciada en Psicología Sandra Vivian Bustos, quien lleva adelante este proyecto de Las Manos Solidarias de La Matanza, se prepara con meses de anticipación para poder organizar la fiesta.

El comedor se ocupó de juntar juguetes, ya sean nuevos o usados en buen estado, para regalar a los chicos que asistieron al festejo el sábado. “Nosotros los acondicionamos para armar las bolsitas que le entregamos a los chicos”, explicó Sandra, quien agregó que los juguetes vienen acompañados por golosinas que se les entrega a cada niño que asiste y participa.

El festejo tuvo la presencia de distintas bandas que tocaron para las familias que estuvieron presentes: contaron con la participación de La Fragua, Moral Cero, Ecos del Viento y Mariano La Conexión. “Fue un show inolvidable, como el que hacemos cada año”, dijo la organizadora, quien además destacó la labor de los grupos, que “vienen sin dormir de algún show del día anterior para poder participar”.

La hora de la merienda contó con una visita de unos voluntarios especiales que ocuparon su día para hacer que el evento sea posible. A la hora de la merienda, pasaron por el Barrio Atalaya un grupo de ex combatientes de Malvinas y profesores de la UNLAM, quienes se ofrecieron a servirles chocolate caliente a todos los niños que estaban festejando su día.

El mayor premio que se llevó Sandra fue la alegría de cada niño y cada familia que los acompañó para festejar su día. Ella, quien está en cada detalle de lo que se hace ese día, admitió que sintió una gran satisfacción al ver que ese día se festejó junto a tantos chicos: “La felicidad al ver que trabajamos mucho para llegar a hacer esto es impagable”, admitió.

El comedor recibe a 72 chicos de distintas edades, desde recién nacidos, hasta niños en edad escolar desde hace ya 9 años para que a ningún niño del barrio le falte su plato de comida. “Es un trabajo que disfrutamos mucho y lo hacemos con compromiso y amor”, expresó la dueña del proyecto.

Pero el comedor “Las Manos Solidarias de La Matanza” no solo ofrece comida para los chicos, sino que también brinda otro tipo de asistencias que involucran a toda la familia que envuelve al niño que va allí. También se ocupan de realizar distintos trabajos con el entorno de cada chico para tener contención incluso cuando están en sus casas.

Sandra se ocupa de dar diferentes talleres para los niños y su familia cambien su visión hacia un mejor futuro. “No solo hacemos actividades creativas, sino que también puse en marcha un taller de autoestima para preadolescentes y adultos, para trabajar con el entorno de cada chico y que se sienta contenido”, añadió sobre su trabajo con el entorno de cada persona que asiste.

Además, cree que el proyecto que lleva adelante es una razón más para compartir sus conocimientos en psicología y ayudar a quien necesite de asistencia o contención. “Cuando uno tiene un conocimiento o un saber tiene que transmitirlo, porque sino queda dormido”, explicó sobre su labor con las familias, con las que dedica un día de la semana para atenderlas en el ámbito psicosocial.

Sandra toma la responsabilidad de la organización con mucho tiempo de anticipación: entre cuatro y cinco meses antes de realizar los festejos, se ocupa de coordinar con las bandas que tocarán en el evento. Además, habla coordina con una caravana solidaria de motociclistas la fecha para que pasen por el lugar y puedan dar una mano.

El paso de las diferentes motos es un espectáculo que ninguna familia que va al evento se quiere perder. “Ese día coordinamos con la Caravana de Motociclistas Solidarios para que en su recorrido desde el Hospital de Niños pasen por el comedor para que los chicos puedan subirse a sus motos y sacarse fotos”, dijo con orgullo Sandra.

La organizadora de este evento tiene otras ideas planeadas para lo que resta del año. Por ejemplo, en el mes de septiembre festejarán los cumpleaños de los chicos que asisten al comedor: “es una preparación especial, porque es como si fuesen nuestros hijos”, dijo con orgullo.

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