Número de edición 8481
La Matanza

Una vida dedicada al arte

Una vida dedicada al arte.

Luis López ejerce su labor artística y docente en Ramos Mejía desde 1964 y hoy aconseja “trabajar con libertar, pensar antes de hacer la obra; en el momento de realizarla no pensar y no dudar, destruirla si no les gusta, porque así empieza el aprendizaje”.

Por Gerardo Damián Sanchez
Especial para Diario NCO

Tuve el honor de conocer a Luis López nacido el 15 de julio de 1936, quien en su niñez transitó con su familia por los barrios de Olivos, Agronomía, San Martin, hasta que se radicó finalmente en Ramos Mejía en 1964, ciudad en la se formó y ejerció su labor de artística y docente, de esta magnífica disciplina hasta los días actuales.

Al ingresar a su hogar, uno puede percibir un mundo mágico y surrealista, en el cual se transita su trayectoria y el recorrido por casi todas las ramas de las magnificaciones plásticas, aprendiendo lo que fue el arte matancero en sus comienzos.

El mismo López relató que precisamente en los años en que llegó a Ramos Mejía, se creó la casa de la cultura Miguel Carlos Victorica. En ese lugar emprendió su camino relacionado a las artes plásticas, aunque su interés en el área comenzó desde temprana edad.

Su primer maestro fue Campi y posteriormente Ranieri, quien por problemas de infraestructura se vio obligado a solicitar un espacio en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes de Ramos Mejía (la misma fue propulsora del arte en el Partido) en donde recalcó que aprendió todo lo que sabe.

López recordó que dejó a muchos maestros en el sentido docente, porque señaló que no es lo mismo ser buen artista que saber enseñar, realzando que “Rainieri era un maestro enseñando”.

Sus obras varían en diversidad de temas, técnicas y ramas de la plástica, aunque tiene una preferencia en la realización de cabezas y bustos. Cuando menciona su técnica de pintura, exclama: “Uno tiene que pintar sin repintar de primera intención, pensar antes de hacer y hacer sin pensar, para mantener la pintura espontanea, porque siempre manda el color base y si la obra no tiene calidad hay que destruirla”.

Su inicio en la enseñanza fue de casualidad, aunque siempre le interesó. En los años 80 comenzó dando unos cursos de verano para chicos y posteriormente para adultos. Su didáctica era leer analizando los textos y tratados con sus alumnos antes de comenzar; como también trabajar a la par con sus educandos.

Su taller era visitado por artistas de renombre (porque él tenía una casa de marcos). Los maestros que frecuentaban eran: Becker, Royer Pla, Versace (quien lo oriento en grabado), Julio Enrique Brukman, Enrique Mónaco (fotógrafos).

En los 80 realizó murales en el Partido, destacando que no le interesaba hacer exposiciones, pero sí enseñar con libertad y en libertad, realzando que sus maestros eran desinteresados y siempre trabajaban con los alumnos.

Sus consejos para los jóvenes artistas son: “Trabajar con libertar, pensar antes de hacer la obra, en el momento de realizarla no pensar y no dudar, destruirla si no les gusta, porque así empieza el aprendizaje”.

N.d.R: pude realizar la nota gracias al maestro artístico matancero Francisco Hernández, quien fue discípulo de López y propició el encuentro con esta leyenda del arte en el Partido.

 

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