
Un cura invitó a comer a los ladrones.Cansado de ser blanco de la inseguridad que se vive en la localidad de González Catán en el Partido de La Matanza, un cura tomó una decisión más bien extraña, ya que invitó a los ladrones a comer por medio de una pancarta.
Luego de sufrir cinco asaltos en menos de un año, el párroco Eugenio Mazzeo tomó cartas en el asunto y colgó una pancarta en el frente de la pequeña iglesia en el que puede leerse: “Sres. LADRONES: es la quinta vez que nos roban en menos de un año. El trato es este: la Parroquia les da la comida y ustedes la dejan cocinar en paz”
En la parroquia Nuestra Señora de Cacupé, ubicada en el barrio Villa Dorrego de esa localidad matancera, funciona un comedor de lunes a viernes, con capacidad para producir unas 300 viandas diarias.
En el último robo, los delincuentes se llevaron arroz, varias cajas de aceite, entre otros productos alimenticios, y también un microondas.
El padre Eugenio Mazzeo, en declaraciones a un diario porteño, manifestó que “después del primer robo, cada dos meses se repiten en cualquiera de las parroquias. Por eso se me ocurrió poner el pasacalle, fue una cosa impulsiva porque me quedé muy caliente con el último robo”.
Un cura invitó a comer a los ladrones
Un cura invitó a comer a los ladrones.Cansado de ser blanco de la inseguridad que se vive en la localidad de González Catán en el Partido de La Matanza, un cura tomó una decisión más bien extraña, ya que invitó a los ladrones a comer por medio de una pancarta.
Luego de sufrir cinco asaltos en menos de un año, el párroco Eugenio Mazzeo tomó cartas en el asunto y colgó una pancarta en el frente de la pequeña iglesia en el que puede leerse: “Sres. LADRONES: es la quinta vez que nos roban en menos de un año. El trato es este: la Parroquia les da la comida y ustedes la dejan cocinar en paz”
En la parroquia Nuestra Señora de Cacupé, ubicada en el barrio Villa Dorrego de esa localidad matancera, funciona un comedor de lunes a viernes, con capacidad para producir unas 300 viandas diarias.
En el último robo, los delincuentes se llevaron arroz, varias cajas de aceite, entre otros productos alimenticios, y también un microondas.
El padre Eugenio Mazzeo, en declaraciones a un diario porteño, manifestó que “después del primer robo, cada dos meses se repiten en cualquiera de las parroquias. Por eso se me ocurrió poner el pasacalle, fue una cosa impulsiva porque me quedé muy caliente con el último robo”.