UNLaM Estudiar sin ser asaltado

Salir a estudiar: La inseguridad volvió a tocar la puerta de la desgracia, luego del asesinato de Leandro Miguel Alcaraz, un colectivero de la línea 620 que fue fusilado en Virrey del Pino en el día de ayer por dos malvivientes, con los cuales había discutido momentos antes por no poseer crédito en la tarjeta SUBE. Por este motivo, Diario NCO decidió salir a la calle a dialogar con una parte de la sociedad que sufre, de forma constante, estas situaciones: los estudiantes.
Por Nicolás Fasolino
Nicolasfasolino@hotmail.com
Producto de la ola delictiva en gran parte del Conurbano Bonaerense, el Diario NCO decidió saltar al asfalto para hablar con los jóvenes de la Universidad Nacional de La Matanza, sobre los hechos delictivos que se sufren en las paradas de colectivos aleñados al establecimiento.
Miles de alumnos estudian y transitan a diario por las instalaciones de la UNLaM, con la tranquilidad que les otorga la vigilancia privada de la institución, pese a que, una vez puertas afuera, la seguridad queda a la suerte de los estudiantes, los cuales, a veces, se encuentran expuestos a ser víctimas de la inseguridad.
“El año pasado una compañera, que cursaba a la noche, fue a la parada del 242, pasó un delincuente y le robó, aunque por suerte no le hizo nada”, indicó Micaela Brito, una alumna de la casa de altos estudios, quien agregó: “A veces debo caminar unas cuadras más para poder subir al colectivo y no ves ningún policía, por lo que a veces debes ir en ‘grupete’ a las paradas para no estar sola”.
“Sinceramente siento miedo porque yo, en la materia que estoy cursando los viernes a la noche, no conozco a nadie, por lo tanto me voy sola a la parada y un poco más voy corriendo para poder agarrar el colectivo”, afirmó la universitaria.
Por su parte, cabe destacar que gran parte de los hechos delictivos se dan a la noche, puesto que la cursada corriente de dicho turno finaliza a las 23, horario en que las cafeterías, kioscos y librerías se encuentran cerradas, por lo que los estudiantes quedan, en cuestión de pocos minutos, movilizados en las paradas de la Avenida Florencio Varela, con poca iluminación y a la merced de los malhechores.
No obstante, el temor de los alumnos no solo recae en la posibilidad de ser asaltados a mano armada, sino también de sufrir algún tipo hurto por parte de los criminales, que planifican sus robos y los llevan a cabo de forma sigilosa, a veces imperceptible por parte de la víctima.
“Había una banda que estaba constituida por dos hombres y una mujer. El modus operandi que tenían era que la mujer se colocaba en la fila, por detrás de la víctima se situaba uno de los cómplices. La mujer subía para preguntar algo, luego que el chofer le respondía, ella trataba de descender y se generaba un tumulto de personas para que pudiera bajar del transporte y en medio de aquella confusión que se generaba, alguno de los cómplices realizaba el hurto”, explicó Lucas Ramírez Giribaldi, un estudiante de Comunicación Social de la UNLaM.
“Ya se reportó varias veces a la Universidad de esta clase de incidentes, se le pidió por favor que se pongan alguna clase de dispositivos de seguridad, que haya almenos algún oficial de las fuerzas locales para prevenir esta clase de hechos, pero no ocurrieron mayores cambios, no pasó nada”, denunció el joven universitario.
Un viejo conocido
Los arrebatos, la sustracción de pertenencias personales, como el celular o dinero, y demás hechos delictivos, no son cosa nueva en la Universidad, que en 2016 tuvo una preocupante ola de asaltos.
Este fenómeno no solo aconteció en las paradas cercanas a la casa de altos estudios, sino que se extendió a metros de la misma, en la “Plazoleta de la Salud”, que se encuentra en la vereda de enfrente, al lado del Hospital Italiano, donde varios grupos de vecinos y estudiantes realizan actividad física.
Sin embargo, los hechos ilegales conllevaron a que, dos años atrás, los concejales Ariel Martínez y Daniel Novoa realizaron una presentación, que fue girada a la Comisión de Interpretación y Reglamento, en la que se solicitó el refuerzo de la vigilancia en la zona.Tiempo más tarde, los robos siguen al orden del día.