Jorge Ricardo Isaacs Ferrer: Los Palabristas de Hoy y de Siempre
Jorge Ricardo Isaacs Ferrer: Los Palabristas de Hoy y de Siempre
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Gracias por acompañarnos nuevamente con su lectura a través de NCO desde un sector de Los Palabristas de hoy y de siempre. Revista literaria que fundé y dirijo desde el año 2001.
La reseña biográfica de la semana es sobre Jorge Ricardo Isaacs Ferrer (El Cerrito, República de la Nueva Granada, 1 de abril de 1837 – Ibagué, 17 de abril de 1895) Fue un novelista y poeta colombiano del género romántico. Jorge Isaacs vivió durante la consolidación de la República. Se sabe poco de su infancia.
Por: Mónica Caruso. Tapiales
E-mail: monicaacaruso@hotmail.com
Su lugar de nacimiento fue Cali. Estudió en Cali, luego en Popayán, y por último en Bogotá, entre 1848 y 1852, durante el gobierno de José Hilario López. Su padre era George Henry Isaacs, un judío inglés originario de Jamaica. En su poesía, Isaacs evoca a Valle del Caucacomo el espacio idílico en que transcurrió su infancia, y la marcha a Bogotá debió suponer para él un paso difícil. Regresó a Cali en 1852. En 1854, luchó en las campañas de Cauca contra la dictadura del general José María Melo, por 7 meses. Su familia atravesó por una difícil situación económica a causa de la guerra civil. En 1856 se casó con Felisa González Umaña, que contaba por entonces catorce años, y que le daría abundante descendencia y perseverancia para que se escudara de ellos, fue un famosísimo escritor que atravesó Europa, Asia y África.
Intentó dedicarse al comercio, sin mucho éxito, y probó suerte con la literatura. Sus primeros poemas datan de los años 1859-1860; en la misma época, emprende la escritura de varios dramas históricos. En 1860 tomó de nuevo las armas para combatir al general Tomás Cipriano de Mosquera, que se había levantado contra el gobierno central, y combatió en la batalla de Manizales. En 1861 murió su padre; terminada la guerra, Isaacs regresó a Cali para encargarse de los negocios paternos, llenos de deudas. Tuvo que desprenderse de las haciendas “La Rita” y “La Manuelita”. Sus desventuras económicas le llevaron en busca de abogados a Bogotá, donde encontró eco su actividad literaria. Leyó sus poemas a los miembros de la tertulia “El Mosaico”, quienes decidieron costear su publicación (Poesías, 1864). En 1864 supervisó los trabajos del camino de herradura entre Buenaventura y Cali; durante el año en que desempeñó este trabajo, comenzó a escribir su novela María. En esta época también, debido a lo insalubre del clima, contrajo el paludismo, enfermedad de la que terminaría por morir a los 58 años de edad. Militó al principio en el partido conservador, pero después se unió al partido radical y, en 1870, fue nombrado cónsul general en Chile. A su regreso, intervino activamente en la política de Cauca, tanto como editor de periódicos como representando a su departamento en la Cámara de Representantes. Intervino de nuevo en las luchas políticas de 1876, en las que tomó de nuevo las armas. Fue expulsado de la Cámara de Representantes en 1879, a raíz de un incidente en que Isaacs, ante una sublevación conservadora, se proclamó jefe político y militar de Antioquia. Tras este incidente, se retiró de la política, y publicó, en 1881, el primer canto de un extenso poema que no llegó a concluir, titulado Saulo. Nombrado secretario de la Comisión Científica, exploró el departamento de Magdalena, en el norte de Colombia, hallando importantes yacimientos de carbón, petróleo y hulla. Los últimos años de su vida los pasó retirado en Ibagué (donde había dejado alojada su familia años antes), departamento de Tolima, proyectando una novela histórica que habría de ser su obra maestra y que jamás llegó a escribir. Murió en Ibagué el 17 de abril de 1895, siendo su última voluntad que su cadáver fuera enterrado en Medellín; no obstante, siempre expresó su amor por Cauca (su querido “país vallecaucano”) «¡Sí, mucho amo al Cauca, aunque es tan ingrato con sus propios hijos!»
OBRA
La obra literaria de Isaacs se reduce al libro de poemas que publicó en 1864 y a su única novela, María (1867), considerada una de las obras más destacadas de la literatura hispanoamericana del siglo XIX.
La novela, basada en experiencias románticas, tiene un tono elegíaco, y narra la historia de los amores trágicos de María y su primo Efraín, en Valle del Cauca. Como el propio autor, Efraín debe abandonar el Cauca para seguir estudios en Bogotá. Deja en Cauca a su prima María, de la que está enamorado, y con la que vive un romance a su regreso, seis años después.
Efraín y María vivieron juntos durante meses, al cabo de los cuales el joven debe viajar a Londres para completar su educación. Cuando regresa, seis años después, Tiene un romance con María. Algunos autores afirman que el personaje de María fue inspirada por María Mercedes Cabal quien vivió en la hacienda “El Paraíso” y luego sería esposa del Presidente Manuel María Mallarino La obra se ha relacionado con Chateaubriand, pero puede encontrarse también en ella un sentimiento ominoso de la existencia que recuerda a Edgar Allan Poe. La novela destaca por el sentimiento del paisaje, así como por la calidad artística de su prosa. Puede considerarse precursora de la novela criollista de las décadas de 1920 y 1930. María se publicó en 1867 y tuvo un éxito inmediato. Fue traducida a 31 idiomas. Tanto en Colombia como en otros países latinoamericanos Isaacs se convirtió en una figura muy conocida, lo que dio inicio a una dilatada carrera periodística y política. Como periodista, Isaacs dirigió en 1867 el diario La República, de orientación conservadora moderada, donde publicaba artículos de índole político.
Fuente: Wikipedia
POEMAS
(Jorge Ricardo Isaacs)
TEN PIEDAD DE MI: ¡Señor! si en sus miradas encendiste Este fuego inmortal que me devora Y en su boca fragante y seductora Sonrisas de tus ángeles pusiste; Si de tez de azucena la vestiste Y negros bucles; si su voz canora, De los sueños de mi alma arrulladora, Ni a las palomas de tu selva diste, Perdóna el gran dolor de mi agonía Y déjame también buscar olvido En las tinieblas de la tumba fría. Olvidarla en la tierra no he podido. ¿Cómo esperar podré si ya no es mía? ¿Cómo vivir, señor, si la he perdido?
LAS HADAS: Soñé vagar por bosques de palmeras cuyos blondos plumajes, al hundir su disco el Sol en las lejanas sierras, cruzaban resplandores de rubí. Del terso lago se tiñó de rosa la superficie límpida y azul, y a sus orillas garzas y palomas posábanse en los sauces y bambús. Muda la tarde ante la noche muda las gasas de su manto recogió; del indo mar dormido en las espumas la luna halló la y a sus pies el sol. Ven conmigo a vagar bajo las selvas donde las Hadas templan mi laúd; ellas me han dicho que conmigo sueñas, que me harán inmortal si me amas tú.
A Clori: Sentir de una pasión viva y ardiente todo el afán, zozobra y agonía; vivir sin premio un día y otro día; dudar, sufrir, llorar eternamente; amar a quien no ama, a quien no siente, a quien no corresponde ni desvía; persuadir a quien cree y desconfía; rogar a quien otorga y se arrepiente; luchar contra un poder justo y terrible; temer más la desgracia que la muerte; morir, en fin, de angustia y de tormento, víctima de un amor irresistible: ésta es mi situación, ésta es mi suerte. ¿Y tú quieres, cruel, que esté contento?
Fragmento María: “El revuelo de un ave que al pasar sobre nuestras cabezas dio un graznido siniestro y conocido para mí, interrumpió nuestra despedida; la vi volar hacia la cruz de hierro, y posada ya en uno de sus brazos, aleteó repitiendo su espantoso canto. (…) Una tarde, tarde como las de mi país, engalanada con nubes de color violeta y campos de oro pálido, bella como María, bella y transitoria como fue ésta para mí, mi hermana y yo, sentados sobre la ancha piedra de la pendiente, desde donde veíamos a la derecha en la honda vega rodar las corrientes bulliciosas del río, teniendo a nuestros pies el valle majestuoso y callado, leía yo el episodio de Atala”.
Queridos lectores espero que les haya gustado este pequeño vuelo literario.
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Que tengan un excelente inicio de semana. Hasta el próximo lunes.