Con la colaboración de sus familias y vecinos, los 120 miembros de la ex Petinari de Merlo buscan anular el veto de la gobernadora Vidal a la expropiación, para continuar trabajando como cooperativa. Los antiguos dueños permanecen dentro de la fábrica, con custodia policial permanente.
Por: Valeria Virginia Villanueva
villanueva.valeriavirginia@gmail.com
Más de dos semanas transcurrieron de la madrugada en la que los trabajadores de Acoplados del Oeste (ADO) fueron a cumplir su jornada laboral pero no pudieron, al toparse con al menos 600 efectivos de seguridad cercando el predio, bajo la denuncia de usurpación de sus antiguos dueños. Se trata de los Petinari, que en 2015 dejaron una planta de producción entera llena de deudas, sueldos impagos y desempleados.
Desde el desalojo del viernes 3 de marzo pasado, los 120 miembros de la cooperativa –formada tras el abandono de los Petinari, gracias a una lucha de 9 meses contra el cierre de la fábrica que logró el voto unánime de los legisladores bonaerenses a la expropiación-, reclaman volver a trabajar. Para ello deben obtener la anulación del veto que la gobernadora María Eugenia Vidal aplicó sobre la expropiación, en Noviembre del 2016.
Así es que acampan día y noche en la vereda de la factoría, sobre Avenida Ricardo Balbín 2951 (ex-ruta 200), en la localidad bonaerense de Merlo. Allí realizaron el jueves pasado una nueva asamblea, donde cientos de personas expresaron su solidaridad: sus familiares, sus vecinos, sindicatos obreros, docentes, ex veteranos de Malvinas, entre otras agrupaciones. Del lado de adentro de las rejas, un centenar de policías enviados para la ocasión, se plantaron a metros de la entrada para custodiar el acceso.
“Hoy trajeron más policías, de día se mantienen de 20 a 30”, indicó el presidente de la cooperativa, Jorge Gutiérrez, a NCO, y apostó a “jugarse todo a lo que viene para rechazar el veto. Es que “el plan de ellos –los antiguos dueños- es el vaciamiento, por eso la resistencia del lado de afuera, para que no se lleven ninguna clase de maquinaria”.
Mientras aguardaban la resolución judicial acerca de la quiebra de la ex Petinari, los cooperativistas juntaban firmas entre los presentes para avalar la continuidad de ADO. Quienes pasaban con las planillas de adhesiones y sostenían carteles de apoyo eran también las mujeres, familiares y amigos de los trabajadores, lo cual fortalece el sostenimiento de la lucha.
El apoyo de las familias
“Se hace largo el día a día, muchos compañeros salen a buscar changas por el momento”, contó Jorge, del lado de afuera de la reducida carpa en la que comparte todo el día con sus compañeros, en estado de alerta.
En el medio de la incertidumbre, la familia se hace imprescindible. “Vino mi mamá, yo no pensaba que iba a venir, pero está acá”, expresó con emoción el delegado. Sin embargo, observó: “a veces uno no quiere involucrar a la familia en esta lucha, no me gustan que estén mis hijos, hay que tener cuidado con la ruta, y demás”.
“La lucha tenemos que llevarla adelante nosotros”, cerró el presidente de ADO.