El cantautor argentino radicado en Estados Unidos presentó su más reciente material, una obra atravesada por la transformación personal y el amor como núcleo emocional.
Por Florencia Belén Mogno
La música, entendida como herramienta de expresión emocional y espiritual, desde siempre significó un refugio para quienes buscan ponerle palabras y sonidos a sus vivencias más íntimas. A lo largo del tiempo, distintas generaciones de artistas utilizaron el arte sonoro como vehículo para hablar del mundo que los rodea y del que habita en su interior. En un contexto signado por los cambios constantes y la hiperconectividad, cada vez es más común encontrar discos que funcionan como verdaderas bitácoras personales.
En ese contexto, muchos músicos encuentran en sus trabajos discográficos una oportunidad no sólo para mostrar su talento y creatividad, sino también para dejar una huella en la sensibilidad de quienes los escuchan. La autenticidad, en este sentido, se vuelve un valor esencial: no se trata sólo de lo técnico o lo estético, sino de construir un puente emocional que invite a pensar, sentir y reflexionar.
Dentro de esta lógica aparece “33”, el álbum de Rodrigo Siamarella. Radicado en la ciudad de Los Ángeles pero con un fuerte arraigo en la cultura argentina, el cantautor fusionó lo introspectivo con lo sonoro para dar vida a una propuesta musical que apunta directo al corazón.
En ese sentido, Diario NCO tuvo la oportunidad de dialogar con el músico, quien reflexionó sobre su recorrido artístico, sus fuentes de inspiración y el modo en que la música le dio un sentido profundo a su vida.
Una obra esperada
El disco, compuesto por 10 canciones, se caracterizó por una búsqueda sonora que no se limitó a un género específico, aunque las raíces folclóricas argentinas marcaron presencia en varias de sus composiciones. Sobre el origen del título del álbum, Siamarella explicó: “La idea de nombrar el disco ‘33’ surgió a partir de que es un número que se me venía presentando en este último tiempo. Es como una señal de buen camino y siento que me aferré a esta señal en una etapa de mi vida con muchos cambios y transformaciones”.
Con trabajos anteriores como “De la mano” y “Resuena”, el músico ya había trazado un sendero donde lo emocional tenía un lugar prioritario. Sin embargo, en esta nueva producción se percibió una madurez renovada, tanto en la estructura musical como en las temáticas abordadas. “El mensaje que se transmite en este disco no fue algo pensado o intencionado, sino que refleja mi presente. Básicamente sería como el hecho de perderse, de volver a encontrarse, de superar situaciones y muchos sentimientos profundos”, sostuvo.
Desde lo estético, el trabajo también fue minucioso. Siamarella detalló que “lo conceptual y lo estético del disco fue trabajado desde el hecho de que a mí me gusta tener una raíz folclórica y marcarla de alguna manera. Esto, junto al productor, lo pudimos lograr para que todo el disco tenga esa identidad”.
En cuanto a su proceso creativo, el artista destacó que se inspiró en vivencias y emociones intensas. De esa manera señaló: “A la hora de componer, son cosas que me movilizan fuerte las que me inspiran. Las personas, los momentos, las situaciones, y todo lo que pueda llegar a darme un poco de esperanza en la vida creo que me inspira a componer canciones”.
Con la música como compañía
A lo largo de los años, la música se consolidó como una parte fundamental de la existencia del entrevistado. En ese sentido, compartió: “La música para mí es mi estilo de vida, es lo que me mantiene con ganas, lo que me da cierta identidad, cierta razón de ser y de ver el mundo. Es muy importante porque a partir de eso construí mis bases, mi identidad”.
Rodrigo Siamarella nació en la localidad bonaerense de General San Martín. Con el correr del tiempo, su pasión por la música lo llevó a establecerse en Los Ángeles, donde continuó con el desarrollo de su carrera artística.
Su relación con la música comenzó a los 11 años, cuando aprendió a tocar la guitarra. Desde entonces, ese arte lo acompañó en todas las etapas de su vida. Su discografía incluye “De la mano” (2016), “Resuena” (2019) y el reciente “33” (2024).
Con una impronta personal basada en la fusión de géneros y una sensibilidad lírica muy marcada, Siamarella se posicionó como una figura que busca combinar tradición y modernidad, sin perder la esencia emocional que define a sus composiciones.
“Para mí, la música es como una especie de deidad a la que uno reza. Me siento bendecido y acompañado por ella”, concluyó el cantautor.
Fuente fotografías: redes Rodrigo Siamarella.
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