Golpe y ejecución: La víctima fatal tenía 58 años y era el encargado de hacer el delivery. Antes de darle el balazo en la cara, los delincuentes le pegaron con un balde de albañil. Luego, escaparon sin robar nada.
Golpe y ejecución. En otro brutal hecho de inseguridad en el conurbano, dos ladrones asesinaron al empleado de una parrilla de Sarandí, partido de Avellaneda, e hirieron al dueño que salvó su vida de milagro, ya que una bala le rozó la cabeza.
No les alcanzó con desmayarlo de un golpe. Cuando Juan Fernando Alonso (58), empleado de la casa de comidas “Lo de Américo” cayó al suelo, ya inconciente, los malvivientes lo remataron de un tiro en la cabeza.
Según reconstruyó Cristian, hijo del comerciante y testigo del hecho, los ladrones ingresaron, se hicieron pasar como clientes y pidieron que les prepararan un sandwich de milanesa. Pero el dueño del local, Américo Fuenzalida (66), les dijo que estaban cerrando.
Fue entonces que los asaltantes dejaron en claro que se trataba de un robo y amenazaron a los dos hombres. En medio del forcejeo, uno de los ladrones golpeó en la cabeza a Alonso con un tacho de albañilería. El hombre cayó al piso desmayado y seguido a ello, le dispararon en la cara.
Conmocionado por la situación, Américo se fue encima de uno de los ladrones y comenzó a golpearlo. Hubo dos tiros más: uno le rozó la parte superior de la cabeza y el otro una de las manos. A pesar de los disparos, el dueño del local sólo recibió lesiones leves.
Después del enfrentamiento, los delincuentes huyeron sin robar nada. En medio del silencio de la tarde, vecinos escucharon los gritos y llamaron al 911. El dueño del local fue trasladado a un hospital de la zona y anoche ya había sido dado de alta.
Juan Fernando Alonso trabajaba en esa casa de comidas desde hacía unos diez años. Como era el encargado de hacer los repartos, era muy conocido en el barrio. “Era un tipo muy bueno, humilde, ayudaba mucho a la gente”, contó un cliente del local.
Mientras la Policía trabajaba en el lugar, un grupo de vecinos se acercó a la esquina de Acha y Mitre y expresó su malestar por la ola de delitos que sufre el barrio y denunciaron “zona liberada”.