Número de edición 8481
Opinión

El tango del conurbano

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Prof Carlos Alberto Scavuzzo

Las reflexiones que fueran publicadas la pasada semana, nacidas de mi inquietud sobre el aporte de singular importancia que efectuara la población de la provincia de Buenos Aires, especialmente en los distritos del conurbano, durante los años del eclipse tanguero y que a mi entender fuera la llama que permitió el resurgimiento a pleno del tango de hoy, expresadas apenas como un simple observador con cierta cantidad de años, despertaron un clima de polémicas en distintos foros especializados (foro tanguero) de enorme magnitud, jamás imaginado en el momento de redactar aquella nota.

Desde visiones que entienden que la canción ciudadana por definición es patrimonio de los grandes conglomerados (léase Buenos Aires) hasta distintos testimonios del enorme aporte que desde las escuelas de tango se efectúan desde el interior hacia la metrópolis.

En busca de una síntesis de tantas agudas y calificadas opiniones decidí conservar una de ellas que indudablemente aporta un importante testimonio al debate y que debiera sumarse a los argumentos de mi apreciación y es el de Marcelo Castello quien con fundamentos por su vasta experiencia en el mundo del tango argumenta : “Estoy cansado de escuchar a milongueros tilingos de Pcia. hablar maravillas de Capital Federal en desmedro de los profesores o milongas del conurbano. No creo que la pérdida de identidad tanguera en las diferentes geografías ajenas a la Capi, sea algo sin importancia. Cuando una pareja sale campeona del mundo o campeona metropolitana y los escuchas en una entrevista televisiva diciendo que viven en capital, cuando vos sabés que no es cierto, da bronca” Aporte con el cual me identifico plenamente.

En este espacio de sana discusión cuyo único fin es el afán reivindicativo del siempre ignorado aporte provinciano a la riqueza invalorable de nuestro tango, es una obligación de rendir un justiciero reconocimiento a una pareja que fuera un vívido ejemplo para alimentar mi observación que es la integrada por Virulazo y Elvira que jamás dejaron de defender nuestro tango como auténticos trabajadores y que en su consagración definitiva siempre tuvieron presente sus orígenes (Gracias)

Nos puedo dejar de pensar en esa enorme metrópolis (Buenos Aires) cuyo territorio es una parte de nuestra provincia, enriquecida en todos sus aspectos, e ignorar que sus recursos son los que provienen de la producción de las provincias en general y me resulta inadmisible creer que el tremendo bagaje cultural que se ha gestado en su geografía no tenga en alguna medida también el aporte de nuestra gente, que hoy sigue desarrollando escuelas de tango que triunfan en todo el mundo.

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