Número de edición 8481
Derechos Humanos

Una sobreviviente ratificó que hubo partos de secuestradas en el centro clandestino La Perla

Una sobreviviente del centro clandestino de detención La Perla, en Córdoba, ratificó haber visto al menos a tres embarazadas en el lugar, una de las cuales fue trasladada a la ESMA en la ciudad de Buenos Aires para dar a luz, y advirtió que en Suiza en esa época “se hablaba de tráfico de niños como un botín de guerra”.

“En Suiza se hablaba de eso, de tráfico de niños como un botín de guerra, porque algo así no se regala, se cobra y sigue siendo extraño para mí que la ‘Pichona’ haya sido trasladada a la ESMA a tener un bebé”, opinó la sobreviviente Teresa Celia Meschiati ante el Tribunal Oral Federal 6 que juzga el robo de bebés en la última dictadura militar.

La testigo se refirió así al caso de María del Carmen Moyano de Probrete, “Pichona”, secuestrada con un embarazo casi a término en Mendoza y llevada al centro clandestino de detención La Perla en Córdoba.

“Tenía una panza de siete u ocho meses de embarazo, la tuvieron entre biombos blancos para que no viera nada, como hacían con los que agonizaban o iban a ser trasladados”, recordó Meschiati, quien tras sobrevivir a La Perla se exilió en Suiza, desde donde regresó hace ocho años.

“Pichona” fue trasladada desde Córdoba a la ciudad de Buenos Aires y dio a luz en junio de 1977 a una beba en la maternidad que funcionó en el centro clandestino de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada, según coincidieron varios sobrevivientes de ese lugar.

Tras el parto desapareció y tampoco pudo encontrarse aún a la bebé: “Sigue siendo extraño, no quiero ser siniestra pero se hablaba en Suiza de tráfico hacia Estados Unidos”, dijo la testigo sobre la joven a la que llamaba “panzona uno”.

Y vinculó con lo ocurrido, como posible nexo entre el Ejército y la Marina, al ya detenido y procesado ex capitán Héctor Vergez, quien fue jefe de La Perla y viajó varias veces a Buenos Aires donde se lo vio en la ESMA.

En otro de los casos, la testigo afirmó que por La Perla pasó Rita Ares de Espindola, la “panzona dos”, a quien se intentó hacer parir en ese lugar pero que finalmente fue trasladada al igual que otras parturientas al hospital militar de Córdoba.

“El responsable era el capitán González, quien se suicidó hace algunos años, se ocupaba de ella y nos obligó a varias detenidas a limpiar una oficina con lavandina, porque querían hacerla tener el bebé ahí en La Perla”, recordó.

Pero por comentarios de los mismos gendarmes que estaban en el lugar y del propio González “trascendió que la tenían que matar después del parto con una inyección de aire en las venas y eso generó un desastre y entonces González decidió llevarla al hospital militar”.

La secuestrada dio a luz un bebé que fue dejado en la puerta de la casa de sus bisabuelos y ella fue finalmente asesinada.

“Uno estaba en un campo de concentración, González decía que éramos el mal, usaba una boina negra con una cruz en la cabeza, decía que era una guerra santa y que no éramos dueños de tener a los hijos con nosotros porque no éramos capaces y los íbamos a meter en las mismas cosas. El tiempo ha demostrado que no es así la cosa”, recordó.

Pese a todo eso “nunca me hubiera imaginado que se podía tener a una mujer a término, robarle el hijo y después matarla”, dijo.

La sobreviviente, una de las últimas testigos del juicio que está por entrar en su parte final, fue secuestrada en Córdoba el 25 de septiembre de 1976 y liberada el 28 de diciembre de 1978.

En La Perla, refirió, llegó a ver hasta 150 secuestrados al mismo tiempo “en colchonetas” hasta que “venían camiones y se los llevaban” luego que la cúpula del lugar decidía si se actuaba con ellos “por izquierda o derecha”.

“Por izquierda era mandarlos al pozo”, es decir, asesinarlos y “por derecha a una cárcel o en contadísimos casos liberarlos”, agregó Meschiati, quien desde hace años declara en juicios por delitos de lesa humanidad en el país y también lo hizo en el exterior.

El juicio por el plan sistemático de robo de bebés analizó 34 casos con los ex dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone acusados junto a otros seis represores.

Los jueces María del Carmen Roqueta, Julio Panelo y Domingo Altieri prevén culminar la etapa de testigos para dar comienzo a los alegatos en febrero.

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