David Lebón, uno de los grandes protagonistas del rock argentino, encara un ciclo de recitales íntimos y eléctricos los jueves de septiembre a las 22 en el Centro Cultural Torquato Tasso, donde el cantante, guitarrista y compositor ofrece un repaso por lo mejor de su carrera en una suerte de “reunión familiar” que lo reencuentra con el público.
A los 59 años, el artista que fue parte de las bandas que marcaron la historia del rock local como Pappo`s Blues, Pescado Rabioso, Serú Girán y Color Humano, y quien desde hace más de tres décadas inició un camino solista que lo llevó a editar siete discos, atraviesa un muy buen momento que lo encuentra “relajado, tranquilo y con ganas de tener cerca a la gente”, según describió en charla con Télam.
“Estos conciertos marcan el comienzo de una nueva etapa que yo elegí, la de hacer muchos shows y tocar en distintos tipos de lugares”, afirmó el músico, quien después del ciclo tiene previsto emprender una gira por el interior del país.
En el marco de la entrevista realizada en un bar del centro porteño, Lebón evocó el momento en que le anunció a sus padres que iba ser famoso, habló de la felicidad que sintió cuando a sus 18 años se sumó a Pescado Rabioso, de su vínculo con Luis Alberto Spinetta y Pedro Aznar, del motor que lo impulsa a seguir haciendo música y del amor como centro de todas las cosas.
En esta serie de presentaciones en el complejo ubicado en Defensa 1575, David Lebón, tal vez uno de los guitarristas más exquisitos que haya dado el género, interpreta un repertorio variado en el que no faltan las canciones que el público quiere escuchar, entre las que sobresalen “Cuanto tiempo más llevará, “San Francisco y el lobo”, “Hombre de Mala Sangre” y “Esperando nacer”.
Secundado por el grupo que lo viene custodiando desde hace un tiempo y que integra Adriana Sica en guitarra y voz; Leandro Bulacio en teclados; Hernán Gravelloni en bajo y Panchi Lebón en batería; el multiinstrumentista aborda también parte su último disco, “Déjá Vu” (2009), que combina elementos del rock argentino de los comienzos de los años 70, con algunos condimentos que varían del blues americano al beatle inglés.
-¿Cuál es el motor que te impulsa a seguir haciendo música? -Es lo único que sé hacer, me acostumbré. Cuando te empieza a gustar tu trabajo no lo dejás de hacer nunca más. No lo veo como algo que esté más allá, ni como estrellato ni como que soy un elegido, simplemente me gusta mucho mi trabajo y lo hago bien.
Quizás muchos no lo ven así, pero yo siento que hago el mejor trabajo del mundo.
-¿Pero sentís el reconocimiento de la gente? -Tengo un gran público, amoroso, súper dulce y muy respetuoso. Yo creo que es así porque yo soy muy transparente con ellos.
-¿Cómo describirías este momento de tu vida artística? -Desgraciadamente tengo los ojos más abiertos y veo el desastre que hay en el mundo, los temblores en Nueva York por ejemplo, están pasando muchas cosas. Me preocupa por la gente y por mí. Yo soy la esperanza, soy un puente, soy una o dos horas que están para olvidase de todas esas cosas.
-¿Tocás la guitarra todos los días? -No, pero sí pienso que no puedo estar fuera de la música, estoy estudiando técnica de grabación, estoy editando porque ahora tengo ganas de grabar mis propios discos. A la guitarra la agarro muy poco, me permito tocarla cuando a mí se me antoja: ¿a quién le quiero ganar ahora?, ¿mejor que quién quiero ser? -Sos cantante, guitarrista, bajista, compositor, ¿en que rol de sentís más cómodo actualmente? -Lo que más me gusta es tocar la guitarra. Siempre digo que hago los temas para hacer solos de guitarra. Ahora me gusta, en general, todo. Al principio no le daba mucha importancia a lo que decía en los temas, después empecé a leer las cosas que yo escribía y decía “esto, la verdad, tiene sentido”.
Empecé a tenerme más respeto con respecto a las letras, ahora me doy cuenta que puedo escribir cosas buenas que tienen que ver con la canción.
-Fuiste protagonista en muchos momentos del rock argentino, ¿cómo ves el panorama hoy? -Bien, todo lleva su tiempo, ya saldrán las bandas que tienen que salir. Yo en ese sentido me despreocupé, estoy dejando que suceda todo porque, yo ya hice lo que tenía que hacer. Estoy seguro de que todo lo que viene va a estar bien.
-¿Hacia donde está orientada tu búsqueda estética en este tiempo? -Siempre la idea es el amor, la salida a todo, el amor por Dios, hacia la pareja, El amor como siempre, es lo único.
-Considerando que la voz es tu instrumento, ¿la cuidás de algún modo en particular? -La voz está cuidada si yo me cuido, es decir, si cuido lo que pienso, lo que como, si duermo, si descanso. Si yo me pongo mal todo se empieza a destruir.
-¿Cómo llevás el hecho de ser David Lebón? -Es difícil, es especial, es el nombre que me pusieron mis padres que no están más, yo les prometí que iba a ser famoso para que me dejasen tocar, sobre todo a mi mamá, que logró verlo.
-En el fondo lo sabías -Yo pienso que sí, había dentro mío algo que me empujaba mucho, el regalo está y empuja. Yo quería hacer algo que a mí me llamara la atención y la música fue lo que me llevó siempre.
-¿Qué época de tu historia con la música es la que mejor recordás? -La época de Pescado. Yo tendría 18 años y el cariño de Luis (Spinetta) me permitió entrar a esa banda increíble, cuando estábamos tocando en Vélez (por el show en el que El Flaco recorrió toda su trayectoria) quería que no se termine más. Con él somos amigos para siempre, no nos vemos todo el tiempo, pero siempre estamos en contacto y en los momentos más importantes siempre estamos ahí.
-En 2007 grabaste un disco en vivo junto a Pedro Aznar, ¿tenés idea de volver a trabajar con él?
-Vamos a hacer cosas juntos, tenemos un disco pendiente, él tiene sus cosas, es muy trabajado y yo soy un poco más fiaca, un poco más vago.
Por Romina Grosso